Vía libre
El éxodo a la inversa
Balears ganó casi 400.000 habitantes en el primer cuarto de este siglo, población que, agrupada, podría configurar una ciudad como Palma. No nacen más niños entre los autóctonos, ni se dan las oleadas migratorias del siglo XX desde otras comunidades españolas, o al menos los que llegan no echan raíces como antaño, cumplen su temporada como pueden, compartiendo viviendas o caravanas, y se van. Por lo tanto, son habas contadas, los que llegan y se establecen son extranjeros, casi el 80 por ciento, con un cambio significativo, ya no son solo europeos en busca del retiro dorado, sino que proceden sobre todo de Colombia y Marruecos. A todos ellos se unen los ‘expats’ de alto nivel adquisitivo, animados por las posibilidades que brinda el teletrabajo y un coste de la vida que a ellos les parece ridículo, mientras a nosotros nos asfixia.
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