Hablando con unas amigas me comentaban que este invierno se les ha hecho muy corto y que tenían cierta pereza de que empezara la llegada de ‘turistas’.
Lo cierto es que el invierno aquí transcurre con un montón de intereses y de actividades que te llenan los días y además la naturaleza está todita entera para ti... Un privilegio difícil de tener en los meses de verano.
Siguiendo con la conversación con mis amigas, me sorprendió que al aludir a la palabra ‘turista’ algunas de ellas hablaran de sus familiares que no viven aquí pero que hace años tienen casa en la Isla... aludían también a los amigos que sutilmente las animan a ser invitados a pasar unos días en verano...
Así que pensé «¿se nos está contagiando, a quienes vivimos todo el año en la Isla, la fobia hacia los que a fin de cuentas aportan economía a Menorca?»... Porque Señoras, la realidad es que el turismo nos da de comer. Estas personas que trastocan nuestra ‘paz’ invernal son parte importante del crecimiento de nuestra isla... así que me decidí a animar a mis amigas a que vieran con otros ojos esta venida de ‘turismo’.
2 Aunque he de reconocer que personalmente estoy bastante de acuerdo con el ‘sentir’, pero la razón me hace intentar desdramatizar el agobio que, ciertamente, se planta en la Isla durante tres meses... de julio a Septiembre.
Dicho esto, es bastante curioso que el interés por venir a Menorca siga al alza... y me sorprende ver como, por ejemplo, lo que publicitariamente se denomina «playas salvajes» sean durante esos meses playas en las que apenas cabe un alfiler... playas donde casi has de hacer cola (literalmente en algunas de ellas) para entrar... y me sorprende también que, gracias al tema de la recogida de basura ‘puerta a puerta’ se hayan convertido nuestros pueblos en un lugar donde no puedes circular por las aceras al toparte con esos horribles cacharros (cubos) o si tienes la mala suerte de pasear por allí después de una buena tramontana, los cubos aparezcan diseminados por todas las calles... Por no meterme con esas casetas sin techo donde cuelgas tu cubo de restos… brrr qué asco!
Otra cosa curiosa es que para comer o cenar en un restaurante tengas que reservar con mucho tiempo y una vez estás allí, generalmente, el servicio deja bastante que desear.
No sigo... solo que sigo sorprendida por ese interés en acercarse durante esos meses a nuestra bella isla.
Pero ya se sabe... la llamada de la selva no nos deja indiferentes.
Así que ánimo y buena cara ante lo que viene!