Melancólico Primero de Mayo
El trabajo ya no es lo que era, ni basta para ganarse la vida y el pan, por lo que tampoco la fiesta de los trabajadores, uno de los escasísimos festivos no religiosos del calendario, se parece a lo que fue cuando trabajar, esa maldición divina, significaba también muchas otras cosas. Dignidad, derechos laborales, jornada de ocho horas, etc. El Día Internacional de los Trabajadores, el Primero de Mayo que se celebra en casi todos los países (en EEUU no), todavía conmemora esas cosas, pero tiene un aroma a siglo pasado muy melancólico, dulzón como de frutas demasiado maduras, y aunque las concentraciones y manifestaciones siguen reivindicando lo de siempre (mejor sueldo, menor jornada laboral), la fiesta tiene un tufillo ritual y nostálgico más parecido a las procesiones de Semana Santa que a los entusiasmos del movimiento obrero.
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