José Antonio Pérez Montiel
José Antonio Pérez Montiel

Doctor en Economía y profesor de la UIB

La UIB no es una de las peores universidades

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La semana pasada, varios medios autonómicos se hicieron eco de los resultados de una supuesta macroencuesta realizada a exalumnos universitarios de toda España. Los titulares rezaban: «La UIB, entre las universidades peor valoradas de España». Además, la universidad mejor valorada según dicha encuesta es la Politècnica de Valencia. Le siguen la Universidad Católica San Antonio de Murcia, la Universidad Loyola y la Universidad CEU Cardenal Herrera. Curioso que tres de las cuatro universidades mejor valoradas sean privadas y de la Iglesia. ¿De verdad estas son las cuatro mejores universidades de nuestro país?

La supuesta macroencuesta fue realizada por la plataforma Lab4Future. No he podido averiguar quién está detrás de esta plataforma, pero sí he podido ver la encuesta que supuestamente pasaron a 35.319 exalumnos. La encuesta preguntaba por: Ambiente: Todo lo que hace única la vida en la uni (se expresan así): clases, fiestas, biblioteca; 2. Instalaciones: Calidad de las infraestructuras y materiales en las aulas; 3. Nivel tecnológico: ¿Seguimos escribiendo en pizarra con tiza y borrador?; 4. Atención al alumno: La orientación y asesoramiento por parte del personal; 5. Organización: Nivel de facilidad que ofrece la institución a estudiantes y personal; y 6. Actividades no docentes: Con qué frecuencia la uni organiza eventos y acciones especiales. No me parece que esos sean parámetros de una encuesta seria sobre calidad universitaria. De hecho, he sentido bastante vergüenza ajena leyendo el cuestionario.

Existen ránkings rigurosos sobre la calidad del sistema universitario español. Por ejemplo, la Fundación BBVA elabora uno cada año basado en la calidad de la docencia (número de alumnos por profesor, porcentaje de profesores doctores, notas de corte, tasa de éxito académico, porcentaje de estudiantes de posgrado, etc.) y de la investigación (artículos científicos, patentes, citas recibidas, fondos de investigación europeos, contratos competitivos, etc). De las 70 universidades que evalúa la Fundación BBVA, solo 20 obtuvieron una nota superior a la UIB en 2024. Por tanto, la universidad de nuestra comunidad autónoma se halla en la parte media-alta de la clasificación, y no en los últimos lugares. Además, apenas hay universidades privadas en los primeros puestos del ránking: de las 20 universidades que superan a la UIB, solo dos (IE University y Universidad de Navarra) son privadas.

España está experimentando un auge de centros universitarios privados, mientras en algunas comunidades autónomas se ahoga presupuestariamente a las universidades públicas. De hecho, el número de universidades privadas se ha cuadruplicado en lo que va de siglo. Los casos de Madrid y Andalucía son especialmente flagrantes. El argumento teórico para justificar este proceso de privatización de la educación superior es que la transferencia de conocimiento hacia el sistema productivo es más eficiente a través de universidades privadas por su mayor cercanía al mercado y al mundo empresarial. Sin embargo, los datos demuestran que las universidades privadas son menos activas y eficaces que las públicas en este aspecto. El actual proceso de privatización de la universidad, por tanto, responde a los intereses de la derecha y de los grandes fondos de inversión internacionales, que han hallado en la educación superior una interesante fuente de ingresos, con retornos más elevados que en otros sectores. El negocio es redondo: expedir títulos, por un precio medio de 20.000 euros anuales, a alumnos que, o bien no dan la talla, o bien no han podido entrar en la pública debido a que la asfixia presupuestaria impide a esta aumentar el número de plazas ofertadas.