tribuna
El club de Alvise
13/05/25 4:00
El bueno de Alvise regresa al juzgado como quien regresa a casa por Navidad. Pero él se pasea con esa sonrisa de salvador de medio pelo ya que en su pequeño y lamentable mundo, cada noticia del juzgado es una especie de medalla al valor. Cada querella, en su escasa sustancia gris, una evidencia de que el sistema le teme. Para echarse a reír hasta orinar. Alvise no defiende ideas porque su raquítico cerebro no tiene la capacidad para fabricarlas. En realidad, su existencia se define por la defensa de su propio personaje: ese alimentador de bulos con cara de tuareg sin camellos al que veneran una legión de palmeros que vitorean sus payasadas hasta hacer humo. La verdad es lo de menos mientras su provocación suene bien.
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