Oraciones

El silencio y el griterío

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Sabemos que la actualidad sigue un movimiento oscilatorio, vibratorio cuando se acelera, y que avanza en zigzag entre el silencio atronador y el griterío, pero jamás habríamos podido imaginar que el sepulcral silencio europeo sobre la matanza de Gaza, también por hambre, se convirtiese durante unos días en griterío a causa de algo tan tonto como el festival de Eurovisión. Casi nadie tenía nada que decir acerca del exterminio de la población palestina, y sus miles de asesinados, pero cuando tal abominación, transformada en espectáculo televisivo diario, influye o repercute en el festival canoro de Eurovisión, uno de los más tontos del mundo, estalla el griterío y aquí ya se indigna hasta el gato.

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Hasta el alcalde de Madrid, por ejemplo, que solo por molestar al Gobierno (a Sánchez), aprovechó la ocasión y se fue de la lengua, asegurando que «es lamentabilísimo calificar de genocida al Estado de Israel». ¡Lamentabilísimo! En efecto, cada cual se indigna a su manera, y los hay que nunca ven telediarios, pero son grandes fans de Eurovisión. El movimiento oscilatorio (movimiento periódico) de la actualidad pone a todo el mundo en su sitio. Los cretinos con los cretinos, los canallas con los canallas. Que el terrorífico silencio sobre el genocidio, del que ya hemos hablado mucho, se haya quebrado durante varios días por una gilipollez como Eurovisión, me ha dejado helado. Es lo que faltaba. ¿De verdad somos así? ¿Tanto? Pues sí, parece que sí. Netanyahu ya anunció repetidamente que Israel ocupará toda la Franja, y también Cisjordania, y que dejará entrar una ayuda humanitaria mínima ‘para’ poder continuar una ofensiva total. Observen ‘mínima’. Y sobre todo, observen ese atroz ‘para’. Ayuda humanitaria para. Y mientras, Europa se alborota por Eurovisión. Que si su cantante debe o no debe participar. Que si el polémico televoto está o no amañado. Que si la política no debe entrar en un festival de música. Que si Sánchez se queja porque los españoles no piensan como él, como resume Feijóo. Casi era preferible el silencio sepulcral a este griterío indecente. Y eso que ese silencio era de largo lo más indecente que he visto en mi vida. Pues no. Y lo que nos queda por ver.