Miguel Juan Urbano
Miguel Juan Urbano

Redactor jefe de Sucesos en el diario Menorca

Adiós a las armas

El perro de Sant Tomàs

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El tercer ataque conocido de un mismo perro a diferentes personas en la urbanización de Sant Tomàs ha generado un estado de alarma comprensible entre los residentes y el sector comercial y empresarial del núcleo turístico de Es Migjorn Gran.

Si el mismo animal ha tenido esta actitud agresiva con semejante reincidencia el problema es suficientemente grave como para que tanto su dueño como las autoridades locales y la Guardia Civil actúen con determinación aplicando la normativa vigente. Se trata de intervenir antes de que no haya que lamentar algo mucho más grave que una decena de puntos de sutura provocados por su dentadura.

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Las dos denuncias presentadas por dos de estas tres personas pueden concluir en sendas condenas por delitos de lesiones por imprudencia para su propietario, con indemnizaciones y posible limitación para la tenencia de animales de compañía, según transcurra la investigación y la fase de instrucción si el juez admite el recorrido penal.

Pero en casos como el ocurrido, resulta sorprendente que no se hubieran adoptado ya las medidas necesarias para proteger tanto a la comunidad como al propio animal que ahora, sin más dilación, debe ser sometido a una evaluación rigurosa de un profesional veterinario para averiguar las causas de su agresividad y las soluciones, si las hay, para tratarla.

Si uno de esos ataques lo hubiera cometido contra un turista alojado en la urbanización el mal económico para el núcleo turístico, ademas, habría multiplicado el físico porque habría trascendido fuera de la Isla. Lo saben y lo temen los empresarios conociendo cómo se las gastan los tabloides británicos. No debe volver a suceder.