Pau Faner
Pau Faner

Escritor

Les coses senzilles

‘Que por mayo era por mayo’

TW

Muchos conocen el «Romance del Prisionero», un anónimo del siglo XV, al menos conocen el primer verso, que dice: «Que por mayo era por mayo»… Luego sigue diciendo «Cuando hace la calor»… «Cuando los enamorados van a servir al amor»… El prisionero lamenta estar encerrado en una mazmorra sin poder distinguir el día de la noche «sino por una avecilla que me cantaba al albor»… Pero se la mató un ballestero y quedó perdido en su inmensa soledad. Melancolía, abandono, soledad extrema. Miguel Hernández también escribió un delicioso «Romancillo de Mayo» en el que, entre otras muchas cosas dice: «Campea mayo amoroso; que el amor ronda majadas, ronda establos y pastores, ronda puertas, ronda camas, ronda mozas en el baile y en el aire ronda faldas…». No sé si alguien nos ha cambiado el mes de mayo, no sé si han suprimido el amor y han añadido viento, agua y granizo. A lo mejor ha sido uno de esos gobernantes testarudos que quieren conquistar el mundo sin saber que el mundo es inconquistable, que como dice Denys Finch Hatton en «Memorias de África»: «We’re not owners here, we’re just passing through».    (Nada nos pertenece aquí, solo estamos de paso).

Noticias relacionadas

Cuando venía mayo, nos levantábamos temprano para aprovechar la primera luz del alba y aprendernos la lección de cada día antes de ir al colegio. Por el camino había pájaros en lo alto de los postes y de los hilos de la electricidad. Nunca supe de pájaros, no sé si eran golondrinas, vencejos, jilgueros, ruiseñores… Las únicas golondrinas que conocía eran las de Gustavo Adolfo Bécquer, y solo por Shakespeare sabía que las alondras cantan por la mañana y los ruiseñores por la noche. Lo nuestro, en mayo, era «el mes de las flores», pero «con flores a porfía, con flores a María, que Madre nuestra es», según afirma el canto «Venid y vamos todos». (A porfía significa con emulación y competencia, según el diccionario, pero entonces me sonaba a algo muy curioso como «a per sa fia»). La iglesia se llenaba de luz tamizada por los vitrales y sonaba el cántico del «Magnificat» con unas voces tan angelicales como se quiera, y con una letra la mar de sugestiva: «Magnifica al Señor el alma mía… porque ha puesto la mirada en la humilde sierva suya… porque me tendrán por dichosa todas las generaciones… El todopoderoso… disipó el orgullo de los soberbios… a los necesitados los llenó de bienes y a los ricos los dejó sin cosa alguna; exaltó a Israel…». Parece ser que nos han cambiado algo más que el clima de mayo.