Asseguts a sa vorera

Vivir mejor o peor

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Hace unos días en la radio escuchaba como hablaban de un informe de no sé qué Universidad, si pública o privada, que decía que un alto número de jóvenes entrevistados afirmaban "alarmantemente" que no vivirían igual de bien que sus padres. Este dato, además explicaba el periodista que hablaba, generaba un montón de "desilusión, angustia y tristeza".

Entiendo que el mundo está como está y que es fácil que no se ilusionen. Voy camino de los 40 y no sé si todavía estoy dentro de los jóvenes o de los que van antes de los ‘viejos’ pero lo que sí que tengo claro es que para que podamos vivir como nuestros padres primero, lo que hace falta, es mucho trabajo. Porque a nuestros padres nadie ni nada se lo puso fácil. Si compartimos edad, recordarás un montón de historias de nuestros abuelos luchando y peleando por un futuro mejor.

Para mí, mis padres lo tuvieron, no tengo ninguna duda, peor porque también se lo ganaron trabajando. No había ni las alternativas ni las posibilidades que existen hoy por lo que no les quedó otro remedio que ponerse duro a trabajar, al menos a los que no les cayó una vida perfecta hecha.

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En mi caso, mis dos ejemplos, me enseñaron que trabajar era la obligación para ganarte aquello que querías. No es que pusieran especial interés en sentarme en una mesa y darme una lección cargada de palabras para intentar convencerme para que llegase a ser "un homo de profit". No podían, estaban muy ocupados dándome el mejor ejemplo que era el de trabajar por mi bien. Ese ejemplo me convenció más que ninguna palabra.

El acceso a la vivienda o la precariedad laboral no es culpa de los jóvenes que se quejan, es culpa de los que están en la situación de poderlo cambiar y no lo hacen. Intentar engañarnos diciendo que la culpa es del mercado laboral o de la vivienda es como tirarle una piedra a alguien, darle en la cabeza y evitar responsabilidades. Los políticos tienen herramientas para solucionarlo pero les faltan las ganas.

No sé si me gustaría vivir con menos responsabilidades laborales, pero sí tengo claro que tengo las que necesito para vivir como quiero. Hay mucha gente que me dice que he tenido mucha suerte, pero también he trabajado como me han enseñado mi madre y mi padre. Son los mismos que no saben la gran cantidad de trabajo que hay detrás de lo que ellos llaman "suerte". A veces no tengo ni tiempo de escribir esta columna.

Veo a mucha gente más joven que yo convencida de que quiere tener mucho más de lo que tiene y trabajar mucho menos de lo que debe. Y así les va, que la queja es su principal respuesta.