Sin flash

Flâneur

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Una amiga me llama «flâneur». Me encanta el piropo. Este término francés alude a alguien que disfruta caminando por la ciudad, explorando su ambiente y observando la vida a su alrededor. Vagar por las calles sin rumbo fijo, abierto a situaciones e impresiones que te encuentras al pasar o pasear por ellas. No eres un vagabundo pero te dejas llevar a sitios que no has planeado ni conoces previamente.

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Nada de hacer algún recado ni estar ocupado. El pragmatismo actúa con una finalidad concreta, te pone en tensión y con el centro de gravedad fuera de ti mismo, al servicio de una tarea. Así perdemos el gusto de contemplar, de explorar, de descubrir. Siempre aplazando el disfrute. Pero también hay un ver que no va más allá del placer interior y tiene su propia recompensa instantánea. Entonces, la mente se relaja, divaga, vuela, viaja o se distrae. Los pensamientos revolotean alrededor de la belleza o fealdad pasajeras, aves huidizas, provisionales, que cautivan nuestra atención brevemente... Por eso, no dejes para mañana aquello que mañana no estará. El «flâneur» no piensa en el futuro. Disfruta el presente dando gracias por un regalo tan inmerecido y gratuito.

También hay pensamientos sedentarios. Con sobrepeso. Pensamientos que te aplastan si te caen encima. Ideas que te molestan, se quedan ancladas en tu mente y te ponen de mal humor. Defiéndete de ellas, porque si te atrapan en sus redes, estás perdido.