El rayo verde
Debacle
Llevamos tiempo viendo como las distintas autoridades que se reparten el cotarro en las Islas lanzan globos sonda con sus ideas para hacernos creer que desean desahogar la sensación de masificación que sufrimos los ciudadanos a causa del éxito turístico. En general son perogrulladas, tontadas y delirios que carecen tanto de base como de futuro. Todos lo sabemos, pero hacemos como que nos lo creemos para seguir con la farsa ridícula que nos ha traído hasta aquí. Somos conscientes de que en Balears se ha desplomado la calidad de vida en las últimas décadas al mismo ritmo que se han multiplicado los ingresos por turismo y el número de visitantes. Ergo, algo está fallando estrepitosamente. Porque las personas que nos dirigen siguen empeñadas en no ver la realidad –probablemente porque la realidad que habitan ellos no es la misma que vemos nosotros a pie de calle–, continúan con su agenda de ferias turísticas, su afán por captar nuevos mercados y su alegría desbordada al anunciar, año tras año, que se ha batido un nuevo récord de visitantes, de dinero que se han gastado y de dinero que han ganado ¿quiénes? Quizá las cuentas de los hoteleros y de las compañías aéreas, de AENA y de Hacienda estén rebosantes, pero las de la gente corriente, los trabajadores, tiemblan, con salarios breves y gastos crecientes. La situación es insostenible y si no lo ven es que están ciegos. La mastodóntica industria turística lo devora todo, requiere cada vez más mano de obra y la que llega, en masa, encuentra un muro contra el que se estrella: aquí no es fácil vivir ni salir adelante. Crece el chabolismo, la marginalidad, las colas del hambre. ¿Es algo de lo que presumir? ¿Es eso lo que van a ofrecer a los turistas?