Cuidemos la piel

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Hace unos días el Club de jubilados de Sant Lluís, nos ofreció una excelente charla informativa, sobre la importancia de cuidar nuestra piel, y de paso cuidar nuestra salud total. No olvidemos que la piel, viene a ser el «envoltorio de nuestro cuerpo». Una especialista llamada Patricia, nos explicó todo lo importante que debemos conocer sobre su cuidado.

Dijo que lo más importante de todo es que estés bien hidratada, bebiendo mucho agua cada día; no abusar de otras bebidas llamadas refrescos que son menos sanas. Luego hay que protegerse del sol, siempre que salgamos, con telas finas de algodón y con cremas protectoras solares; con sombreros o sombrillas si vamos a estar mucho rato bajo los rayos solares. A veces no es necesario usar muchas cremas ni caras, lo que es esencial es lavarse la cara con jabón neutro, antes de acostarnos, y por la mañana tan solo con agua clara. Cremas hidratantes si realmente las necesitamos. Pero sobre todo por la noche dejarla descansar bien limpia, para que los aceite esenciales hagan su trabajo.

Las personas que como yo, no tienen una piel normal, lo tenemos más complicado. La tengo atópica, es decir propensa a las alergias, (tengo alergia a las telas de fibra) problemática con pequeños granitos en la cara que denominan Rosácea. Difícil de eliminar, aunque me recomendó una crema para mejorar. Probaré a ver si es verdad.

Lo cierto es que después de su larga disertación, dio paso a las preguntas, hubo muchas y a todo el mundo contestó con una posible solución a su problema. No puede dar citas porque tiene todas las horas llenas, pero se comprometió a dar más charlas en otros clubs, y allí contestar a todo el mundo.

Me encantó, me di cuenta que es una apasionada de su trabajo, y eso es importante para llegar a la gente. Recuerdo que en cierta ocasión decidí pedir cita a otra doctora, que sin levantar la vista del ordenador, me dijo textualmente: «Eso debe ser rosácea, póngase esta crema que le pongo en la tarjeta». No me miró ni una vez, la crema tan solo me hizo salir más granos. Su falta de empatía fue total, no me gustó nada su manera de atenderme. Por qué será que algunas personas son tan apáticas en su trabajo…

¡En fin! La verdad es que cuando encuentras a alguien que ves que se desvive por hacer bien su trabajo, te dan ganas de darle dos besos y decirla: «Muchas gracias por atenderme tan bien».

No olvidemos que nuestra salud es lo más importante.