105 años han transcurrido de aquel lejano sábado en que los submarinos tras el anuncio de su visita por fin entraron en nuestro puerto de Mahón, el reloj del Ayuntamiento marcaba las seis de la tarde un público expectante los divisó en la entrada de la rada mientras se iban sumergiendo y fue al hallarse frente a cala Figuera y sa Punta, cuando se dejaron ver saliendo a la superficie, maniobra que fue admirada por todo el pueblo con estruendosos aplausos elogiando a los valerosos marinos mientras tanto la banda municipal y la militar tocaban la marcha real.
Con rumbo a la Base Naval acto seguido saludaron al Jefe y Comandantes de los barcos, al comandante de marina don José María Oteiza, al alcalde don Pedro Pons Sitges, al presidente de la Liga Marítima don Juan F. Taltavull, al presidente del Ateneo Científico don Antonio Victory y los concejales del Ayuntamiento señores, Mir, Alberti, Pons Sintes, Bosch Ponseti y Olives Verger.
Baixamar era un clamor tal cual una dia de fiesta: pescadores, hombres de mar, ‘mestres d’aixa’, calafates, herreros, cordeleros y ‘saunados’ y otros, incluso llegaron a reunirse coros de hombres enterados de cuanto iba a suceder. Éstos comentaban las últimas noticias que la prensa con anterioridad había intentado notificar al público. Entre otras notas se decía que los submarinos que debían llegar en brevedad eran: El Submarino «A1» Monturiol. «A2» C. Garcia y «A3» fueron construidos en Epezzia por la casa italiana Fiat y llegaron por vez primera a España en septiembre de 1917. Eran los tres buques iguales. Presentando exteriormente una forma análoga a la de un torpedero de acero y su casco pintado de gris y sus letras en negro, a mitad de la torre.
Cada uno de estos buques costó, al Estado español la friolera de 1.800.000 francos oro. La tripulación constaba del comandante, dos oficiales, 14 marineros y maquinistas. Su fuerza motriz la constituían motores diesel a petróleo y nafta, y para la marcha bajo el agua llevaba cuatro baterías de acumuladores. Pudiendo conducir en depósito 3.000 litros de aire comprimido a 170 atmósferas.
El submarino Isaac Peral, que ostentaba en su popa el nombre del ilustre marino, primer héroe de la navegación, reparación nacional a un glorioso recuerdo, al del primer héroe de la navegación submarina, siendo el mayor de los sumergibles españoles. Fue construido en 1916 en los astilleros de «Fore Rower Lhipluildnig D» en Quiney del norte de America.
(Por falta de espacio intentare continuar en otra ocasión).