Asseguts a sa vorera

Sant Joan, bro

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Aún a riesgo de adelantarme, creo que te puedo decir que un año más en las fiestas de Sant Joan sobrará gente y faltarán personas. Qué tristeza me da por mis amigos y amigas ciutadellencs que vivirán sus días grandes, los más especiales, infestados de individuos la gran mayoría prescindibles. La fiesta seguiría igual y, seguramente, saldría mejor, sin la mitad de la mitad de la mitad de los que llegarán entre el viernes y el domingo… Y Menorca en general, también.

Este no es un discurso de fobia turística, es un alegato en honor de la cordura. A mí, personalmente, los turistas no me molestan, el problema es que a la mayoría de lo que viene no se le puede considerar turista. Ese desembarco masivo y súbito que aguarda en el dique de Ciutadella es como una ración de comida basura, que te llena y apenas te aporta nada bueno.

Algún comerciante habrá que todavía asegure que es positivo para el negocio. Y seguro que alguna bebida más venderá, no lo niego, pero a larga es negativo para el destino. Hay un problema de raíz y es que la situación ha cronificado. No dejará de venir este turismo de masas porque se ha normalizado que en Sant Joan todo vale y que hay que hacer cualquier cosa para vivir estos días en Ciutadella.

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Si tomamos una muestra aleatoria de los visitantes, habría que valorar cuántos entienden el verdadero motivo de las fiestas, cuántos saben qué está ocurriendo en cada momento y qué respeto deben guardar. No te hablo de la historia de los pantalones largos y los cortos, porque allá cada uno con el calor que quiera aguantar o esté dispuesto a soportar, ni tampoco de cómo llamar al refrigerio espirituoso.

Porque, para qué negarlo, nos esperan 2, 3, 4 ó 5 días -depende del pack que se haya contratado- de melopea aguda, de descontrol salvaje y sálvese quién pueda… Y que se duerma dónde se pueda y cómo se pueda, si es que se quiere.

El caso es que Ciutadella tiene una herida profunda de difícil solución. Porque habrá quien no quiera curarla y habrá quién no pueda… Y mientras tanto, Sant Joan se parece cada vez menos a Sant Joan porque a la inmensa mayoría de los que estarán en Sant Joan les importa un pepino y tres gins, bro, si se llama Sant Joan, Sant Pere o Sant Pau. Y es una pena de toda Menorca.