Asseguts a sa vorera

De equilibrios

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Parece como si me haya peleado con la vida. Te parecerá absurdo que te cuente esto, pero si llevas algún tiempo por aquí sabrás que, para mí, practicar deporte y llevar una vida más o menos equilibrada me ayuda a gestionar todos los frentes laborales y sociales que tengo abiertos. Los familiares, afortunadamente, los tengo más controlados por el simple motivo de que son prioritarios. Y así, de un tiempo a esta parte, todo ese juego de equilibrio se ha ido al carajo porque no me dedico apenas tiempo. Solo corro para ir a buscar un helado y que no se derrita, ¿me entiendes?

A ver, en realidad es relativo, pero te aseguro que si dedicase la mitad del tiempo que dedico a comer como un animal estaría el doble de sano. O al menos no pesaría lo que peso ni las camisetas me quedarían como me quedan. No hace tanto pensaba que era algo de ‘persona más mayor’, como si entrara en la edad el hecho de dejar en un plano secundario lo de practicar ejercicio. Y ahora pasa dos cosas, o estaba equivocado (lo deseo al máximo) o ya he llegado a esa edad.

Las obligaciones laborales me han llevado a un extremo en el que cada segundo cuenta para que salga adelante todo lo que los clientes quieren. Me han criado con la convicción de dar lo mejor de mí mismo en cada oportunidad que tengo y eso hace que dedique mucho más tiempo a ello de lo que dedicaría otra persona. También estoy contento porque esa actitud ha hecho que a día de hoy laboralmente las cosas vayan saliendo.

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¿Y qué te quiero decir con esto? Pues que cada vez la vida avanza a un ritmo más trepidante. En muchas ocasiones no tenemos posibilidad de desconectar para conectar con nosotros mismos y no somos conscientes que eso debería ser prioritario. En mi caso, para hacer ejercicio. Para ti, o para cualquier otra persona, puede ser otro hobbie, otro hábito u otro interés que aparca en segunda fila para «luego, que tendré más tiempo» y lo único que pasa es la vida.

No sé si me lo propuse como reto de año nuevo y lo compartí contigo por estas líneas, pero sin que llegue al próximo 31 de diciembre, me gustaría que ese fuese mi objetivo, recuperar el equilibrio que hace que esté bien conmigo mismo y, por extensión, con lo que me rodea. Que pueda asegurar un rato terapéutico al día o en el conjunto a la semana, para que todo ruede mejor. Para que la vida y yo hagamos las paces.

dgelabertpetrus@gmail.com