La modelo australiana Miranda Kerr, uno de los "ángeles" de Victoria's Secret, durante la presentación hoy en Madrid como imagen de la firma Mango. | Kote Rodrigo

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A Miranda Kerr le gusta la moda española y la viste por ser la imagen de una de las firmas nacionales y porque uno de sus referentes de estilo es su «amiga» Penélope Cruz. Le halaga ser una de las mujeres más deseadas, pero afirma con sinceridad que «todas las mujeres son hermosas».

A sus 29 años, sigue entre el «top ten» de las modelos mejor pagadas y, según la revista «People», es una de las mejor vestidas. Hoy ha presentado la campaña de Mango para la temporada primera-verano 2013 de la que es imagen y que ha definido como «versátil», para «todo tipo de mujer» y apta tanto para «el día como la noche».

Luciendo un pantalón rasgado estratégicamente en los muslos, un delicada blusa y una «blazer» beige ha desplegado todo su encanto mientras posaba y desvelaba alguna de las claves de su estilo, la relación con su esposo, el actor Orlando Bloom, y la felicidad que le produce estar junto a su hijo Flynn.

Los celos no forman parte de su relación y ha señalado que su marido la conoció cuando ya posaba como modelo de lencería lo que le ha encumbrado durante varios años a las listas de mujeres más deseadas.

«Resulta halagador», pero no pienso mucho en ello, ha comentado.

«Estoy contenta en mi piel, a gusto con mi cuerpo, pero creo que todas las mujeres son hermosas. Todas tienen algo especial que ofrecer al mundo» y ha afirmado que lo importante es que la belleza venga del «interior». Cree que la gente percibe que tiene «buen corazón» y por ello la consideran atractiva.

Ha explicado que la moda es una forma de «autoexpresión» y en tiempos de crisis podemos hacerlo «de manera positiva» a través de ella.

Confiesa que siempre le ha interesado la moda española y que gracias a su «amiga» Penélope Cruz la conoce mejor. «Es una mujer maravillosa», con mucha «fuerza» y a la que admira.

La modelo ha desvelado que entre las prendas clave de su armario se encuentran siempre unos vaqueros que se adapten al contorno de su cuerpo; una americana blanca, para esta próxima primavera, porque siempre es fácil de combinar «con un vestido negro o cualquier otra prenda» y una falda de talle alto.

Ha destacado el valor de los complementos para transformar todo tipo de estilismos y su afición por los «sombreros».

La manera de vestir de este «ángel» de «Victoria Secret» es copiado por miles de mujeres en todo el mundo incluso cuando va de paseo con su hijo. Su mirada cambia cuando habla de él y sin ningún pudor se confiesa una «madre orgullosa».

«La maternidad ha cambiado mi estilo. Si voy a jugar con mi hijo al parque opto por los zapatos planos, pues sé que voy a estar corriendo de un lado a otro. Elijo cosas prácticas», ha dicho.

Aunque ha señalado que todo cambia cuando tiene que acudir a una sesión de fotos o a un acto por trabajo. «Es entonces cuando me arreglo más», ha confesado, mientras que en casa opta por un estilo «casual».

Le «encanta» combinar su vestuario más femenino con «looks» masculinos y le parece «divertido» adentrarse en el armario de su esposo y tomar prestada alguna prenda.

Son una de las parejas más sólidas del espectáculo, pero ha reconocido que mantener viva una relación no es fácil y ha confesado que en casa procura que «salga» su lado «más femenino».

«Creo en la comunicación. Pero considero que los hombres necesitan sentirse hombres. Soy una mujer de negocios, fuerte, que toma decisiones y cuando llego a casa procuro dejar apartada esta faceta y así podemos crecer como familia», ha dicho.

Jugar y «bailar» con su hijo la mantienen en forma aunque es el yoga y el pilates el ejercicio que la ayuda a conseguir su equilibrio y figura.

Cuida su alimentación pero «no se priva de nada», es consciente de que «hay que crear un equilibro entre la mente, el cuerpo y el alma. En mi alimentación un 80 por ciento es salud y un 20 indulgencia».

«Estudié nutrición y tengo un certificado en salud» y le encanta cocinar, para acreditar que no descuida ese apartado de su vida. Si le apetece chocolate toma un poco, pero «no toda la tableta», concluye.