Diandra y su hija Imara posan con la bella silueta de sa Foradada al fondo. | Julián Aguirre

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Diandra Douglas ha puesto punto final a sus vacaciones en s’Estaca. Allí estuvo hasta el último día con su hija Imara, ya que sus otros dos hijos partieron la víspera. Diandra se marchó con cierta tristeza, dado que deja una de las cosas que más ama de la Isla, la Serra de Tramuntana, asolada por un incendio del que tardará en recuperarse.

Hablamos con ella de la Serra y de otros temas en el salón de la casa. Diandra, muy simpática, está guapa, pero de verdad. Según ella, la recuperación de la Serra comienza por educar y mentalizar a las personas propietarias de fincas no habitadas en cuidar al campo. «Un buen amigo nuestro, Guillem, está trabajando en esto a base de unas clases especiales que da a las jóvenes generaciones sobre cómo preservar el campo de tragedias como ésta o cómo evitar que se vuelvan a producir. Porque el precio que se paga por un incendio de esta magnitud es grande, ya que son muchos los años que se necesitan para que el paisaje vuelva a ser como el que fue».

Urna para la Serra
Diandra considera, por otra parte, que la recuperación de la Serra, «es obra de todos los mallorquines», por lo que propone algo muy elemental: «Que dados los tiempos de crisis que atravesamos, donde prácticamente todo ha sido recortado, los ayuntamientos de la Isla coloquen una urna invitando a sus ciudadanos a introducir en ella un euro, o lo que puedan, con los cuales, además de mentalizarlos de lo que supone un incendio forestal, se obtendría un dinero para la recuperación. También sería conveniente que a partir de ahí, los ayuntamientos crearan un plan de defensa del monte y lo pusieran en marcha. Porque todo se consigue si uno se lo propone. Porque con solo lamentarnos no vamos a ninguna parte».

Dicho lo cual, pasamos a otro tema. El de los políticos de primer nivel que hay en la cárcel de Palma. «Pienso que eso es triste –se lamenta. Pero es evidente que todo esto lo veíamos venir. Que pasara lo que ha pasado lo sabíamos todos. Por eso, no creo que esa noticia haya sido una sorpresa para nadie».

—Pero estará de acuerdo en que vayan a la cárcel, ¿no?
—Mire, éste, el de la cárcel, es un tema muy duro para mí, pues mi hijo Cameron está en una cárcel de Estados Unidos por diez años y por algo que no es violento…

—Y está en la cárcel porque algo ha hecho, a pesar de ser hijo de Michael Douglas y de Diandra y nieto de Kirk Douglas. Sin embargo, en España, muchos políticos habiendo hecho algo más gordo, están en la calle...
—Pienso que si un político llega al cargo apoyado por el pueblo, tiene la obligación, cuando menos, de ser honesto, y más en los tiempos que vivimos. Ésta no es la España de después de la guerra, donde prácticamente todo estaba debajo del sofá. Hoy tenemos demasiada información y los políticos han de ponerse las pilas porque así no vamos a ninguna parte. Por ello, si se lo merecen, han de ir a la cárcel. No me gusta juzgar a la gente, pues no soy quién, pero si la Justicia los ha mandado a la cárcel, debe de ser por algo.

—Leímos hace unos meses que, estando Cameron recluido en la prisión de Loreto, en Pennsylvania, los hermanos Escalera (por lo visto los capos del patio de esa cárcel) ofrecieron 100 dólares a quien le partiera las piernas en un partido de rugby. Cameron, enterado, no jugó, pero días después fue agredido por otros reclusos que le rompieron la pierna.
—Sí, así ha sido. Pero es que la vida de Cameron ahí está siendo muy difícil, todo por ser quien es. Porque los que trabajan en esos centros, cuando ven una noticia en la prensa sobre uno de los reclusos, en este caso de mi hijo, la recortan y la ponen en el tablón para que todos la lean. Y como algunos presos no tienen para comer, es normal que vean a Cameron y le quieran sacar algo. Por eso digo, que si Cameron no fuera quien es, no hubiera tenido ese problema y, seguramente, hubiera salido de la cárcel antes de lo que saldrá, en 2017.

—Tenemos entendido que a raíz de eso, y porque Cameron no quiso delatar a sus agresores, ha sido trasladado a un presidio de Meryland.
—Sí. Y a raíz de eso, y tras haber visto casos terribles en esas cárceles, donde familias enteras lo pasan mal porque el marido está preso por ocho o diez años por delitos menores, me he reunido con los abogados con el fin de intentar cambiar las leyes, los denominados Mandatory minimuns, que datan de los tiempos de Rockefeller. Y el mundo, desde entonces, ha cambiado mucho. Y no cambiarlas solo para Cameron, sino para todos los presos de Estados Unidos. Como son tantos y cada uno le cuesta al Gobierno alrededor de 50.000 dólares al año, muchos de ellos por causas mínimas pero de larga condena, lo va a llevar a la banca rota. Y encima, esas cárceles carecen de programas adecuados para la reinserción de los presos en la sociedad, que regresan a ella sin oficio alguno y en peores condiciones de como entraron.

—¿Cada cuánto visita a Cameron?
—Cada fin de semana recorro 500 millas para verle. Y voy con sus hermanos. Y estamos con él desde la 9 a las 14.00 horas del sábado y domingo. Y vamos siempre, llueva, truene, haya heladas, o mucho calor, hospedándonos en un pequeño motel. Con ello he conseguido que Cameron y sus hermanos pequeños estén unidos. Ese es mi único objetivo de unos años a esta parte, al que sumo el de cambiar las leyes, como le he contado a través de la Corte Suprema, contando con el apoyo de senadores y de otras familias de presos.

—Y sus otros hermanos, los hijos de Michael y Zeta Jones, ¿le visitan?
—Pues no lo sé.

—¿Ve a su hijo algún día en s’Estaca?
—Sí. Seguro. Él me ha dicho muchas veces que lo que más le gusta del mundo es España, Mallorca y s’Estaca.

—Se ha dicho que usted nunca venderá s’Estaca porque la quiere para sus hijos.
—La quiero para Cameron y para sus hijos, y también para sus hermanos, para que la disfruten. Él se crió aquí desde pequeño y yo también conozco este lugar desde que era una niña. Por ello, estamos muy arraigados a él.

—La opinión general quedó un tanto sorprendida por las declaraciones de Michael Douglas sobre cómo se había contagiado del VHP a través de una relación sexual oral...
—Yo también quedé sorprendida de lo que dijo –y remata diciéndolo de otro modo-: Entre los sorprendidos por lo que dijo, yo soy una de ellas.

—¿Tiene dueño su corazón ahora?
—Mi corazón lo que está en estos momentos es muy ocupado en lo mucho que hay que hacer en este mundo para que no vayamos cada año a peor.

—Sí, pero a lo que íbamos. No es bueno que la mujer esté sola.
—Yo no estoy sola. Y lo que tenga que ser, será. Pero como le digo, ahora sólo vivo por llevar el caso de mi hijo al Supremo, lo cual requiere mucho tiempo. Y encima tengo que cuidar tres niños pequeño, con lo cual no me queda mucho tiempo.