Felipe Juan Froilán surcó las aguas sobre una tabla de pádel surf. | Julián Aguirre

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Junto a su tío, el rey Felipe VI, Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar es el único Borbón que conserva su pasión por el mar. Siendo pequeño, Froilán aprendió a navegar en la escuela del Club de Vela Calanova, al igual que sus primos, durante sus veranos en Mallorca. Es una afición que le viene, también, por parte de su madre, la infanta Elena, y su tía, la infanta Cristina, quienes durante años participaron en las regatas de la Copa del Rey de Vela.

Froilán no es de madrugar, pues salió del palacio a media mañana y se reunió con unos amigos con los que zarpó en una pequeña lancha. El grupo de amigos fue bordeando la costa en dirección a Illetes, sin prisa y disfrutando de la brisa marina. Pese a que sus compañeros rápidamente se quitaron las camisetas, Froilán optó por dejársela puesta, quizás para protegerse más de los rayos de sol o porque se encontraba más cómodo. Lo cierto es que no se desprendió de su camiseta blanca en toda la jornada, incluso se bañó con ella.

Charlas, consultas con el móvil y algún que otro cigarrillo, los jóvenes disfrutaban tranquilamente, fondeados cerca de la costa hasta que Froilán observó una gran lancha, con la música alta y un gran número de chicas, reconociendo algún rostro. Ni corto ni perezoso, el nieto mayor de los reyes eméritos cogió la tabla de pádel surf que estaba enganchada a su lancha y remo en mano comenzó a surcar las aguas hasta su objetivo.

La distancia, hasta la otra embarcación, aunque no parecía mucha, se hizo larga para nuestro ‘lobo’ de mar, quien dejó de remar con el palo y comenzó a bracear. Al llegar a la lancha, uno de los integrantes le invitó a subir y, tras el saludo, Froilán se sentó a descansar en la proa y a charlar con la gente. Quizás recordó con ellos su cumpleaños en Málaga, la pasada semana, donde festejó sus 24 años, y cuya fiesta pudo acabar en tragedia por un suceso ajeno a él y sus amigos, al producirse un tiroteo entre narcotraficantes en la misma discoteca Opium donde Froilán celebraba su aniversario.

De repente, por los altavoces de la lancha sonó uno de los éxitos del momento y las chicas se pusieron a bailar, ritmo que intentó seguir Froilán pero sin mucho éxito ya que tras mover la cintura y los brazos abandonó el baile y volvió a sentarse. Sin duda, el hermano de Victoria Federica, quien también acapara la atención de la prensa del corazón, es una persona que se relaciona muy bien con la gente y hace amistades con facilidad y fue el centro de atención en todo momento. Tras algo más de media hora, Froilán decidió volver a la lancha con sus amigos. Desató la tabla de pádel surf y, con mar en contra, remó hasta agotarse, tumbándose en la tabla y descansando unos instantes para dar el último impulso y alcanzar su objetivo. Sus amigos le esperaban expectantes.

Finalmente, los jóvenes levaron el ancla y siguieron surcando la costa, ajenos a los objetivos indiscretos que habían captado un momento de la estancia de Froilán en Mallorca. Son unos días que pasa en compañía de su abuela, la reina Sofía, y algunos de sus primos, pero no se sabe si coincidirá con sus primas Leonor y Sofía, que finalmente llegarán a Mallorca hoy sábado, junto a su madre, la reina Letizia.