Una de las últimas imágenes que Nerea publicó junto a Charlie.

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El pasado mes de agosto, las redes sociales se vistieron de luto para honrar a Carlos Sarrià, conocido como Charlie por sus seguidores de TikTok e Instagram, fallecido a los 20 años tras luchar durante años contra el cáncer. El joven influencer utilizaba sus redes sociales para compartir cómo era su vida con sarcoma de Ewing: se tomaba su enfermedad con un gran sentido del humor y animaba a otros que se encuentran en una situación similar a la suya. Una de las personas que aparecían con más frecuencia en sus vídeos era Nerea, su pareja y también creadora de contenido, que en la actualidad acumula casi un millón de seguidores en Instagram y 2,5 millones en TikTok.

Desde el fallecimiento de Charlie, Nerea ha sido muy criticada por seguir subiendo vídeos a Internet, en los que aparece feliz, grabándose mientras se maquilla, baila o sale de fiesta. Muchos están molestos porque no pasa el duelo como ellos consideran que debería hacerlo. «Si estuviese triste creo que se me entendería muchísimo más que estando contenta», dice la joven. Ahora, en una entrevista en 'Somos estupendas', una plataforma en la que se ofrecen talleres y asistencia psicológica, Nerea ha compartido cómo se encuentra. «Es una mierda, con perdón, que alguien se muera; pero al fin y al cabo esa persona se ha muerto», afirma Nerea al principio del vídeo; afrontar esta pérdida está siendo muy duro y asegura que se encuentra como en una «montaña rusa, sobre todo por las noches es tristeza, añoranza... Y por el día es estar activa, intentar hacer cosas».

Esta no es la primera ocasión en la que Nerea pierde a un ser querido; con solo 14 años, su padre «murió de la noche a la mañana. De repente no está. No te da tiempo a pensar, a preguntarte, ni nada. Al fin al cabo, Carlos tenía una enfermedad. La suerte, que para mí también es una desgracia, es que el cáncer te hace poder analizar que puede pasar que esa persona no esté. Lo malo es que ves como esa persona se va apagando, y cuando quieres a alguien, no quieres que sufra», explica la joven. La lección a aprender es que no debe juzgarse a nadie por lo que suba o deje de subir a redes sociales en una situación así, porque allí no hay espacio para la tristeza, y el duelo es un proceso muy personal como para inmiscuirse y opinar.