Se establecen también nuevos requisitos para los panes integrales y artesanos. | Pexels

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El dicho popular de ser más soso que un pan sin sal se ha convertido en una realidad. Desde el 1 de abril, aunque finalmente entrará en vigor la norma este próximo viernes, el pan debe llevar menos sal, según lo establece la nueva norma de calidad de este producto. Dicho alimento constituye una de las fuentes más importantes de aporte de sal (19 % del total del sodio ingerido), seguido del jamón, embutido y fiambres.

La norma establece un límite máximo de contenido en sal permitido en el pan común, como producto acabado, de 1,31 gramos por 100 gramos de pan (13,1 g de sal por kilogramo de pan o el correspondiente 0,52 g de sodio por 100 g de pan) si se analiza mediante determinación de cloruros o de 1,66 gramos de sal por 100 gramos de pan (16,6 g de sal por kilogramo de pan o el correspondiente 0,66 g de sodio por 100 g de pan), si se analiza mediante determinación de sodio total.

La ingesta de sal recomendada por Organización Mundial de la Salud se sitúa entre 2 y 5 gramos al día. En España, señalan los profesionales de la salud, se consumen de media 9 gramos, los que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Los expertos aseguran que con el nuevo límite se reducirá aproximadamente el 20 % de la sal oculta en nuestro día a día.

El pan es un producto en constante mejora y la nueva norma también fija otros criterios a tener en cuenta para que el resultado sea el de un alimento de mayor calidad. Así pues para que ahora un pan sea calificado como integral se exige que el 100 % de la harina empleada sea integral. Aquellos panes que no tengan el 100 % de su harina integral no serán calificados como tal y se indicará el porcentaje de harina en el etiquetado.

También se pretende concretar el significado de 'masa madre' para aludir a un tipo de elaboración que limita el uso de levaduras industriales. La norma de calidad del pan se aprobó en abril de 2019 y entró en vigor el 1 de julio de 2019, pero se pospuso hasta el 1 de abril con la finalidad de que poco a poco los fabricantes pudieran adaptar sus procesos de producción y evitar una afección al consumo de pan, según ha explicado el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en un comunicado.