Desde la atalaya

¡Cómo pasan los años!

TW

Las vueltas que da la vida… Es cierto lo que dice el precioso bolero. 76 años me han pasado en un suspiro… pero no debe ser  cierto, si me pongo a recordar.  Son tantas  cosas, unas mejores y otras peores, llevo un buen bagaje en «mi mochila». Y es curioso, a veces recuerdo más los acontecimientos de mi infancia y juventud que los que viví hace poco tiempo. Me casé mayor para la edad a la que se casaba la gente en los años setenta, con 26 años, y mi hijo mayor va a cumplir 50    en mayo del 2025. Mi cuerpo empieza a dar señales de los años que he vivido; cada día salen nuevos achaques que me obligan a cambiar algunos hábitos; ya no puedo levantarme y ponerme a limpiar, ahora voy despacito, como otra canción, trabajo un rato y me siento otro… Camino con más dificultad por mi artrosis, con lo que me gusta hacerlo. Mi memoria me juega malas pasadas; mi vista necesita operar mi primera catarata; y suma y sigue. Creo que lo que mejor conservo es mi oído; no me pierdo nada, ¡ni en la tele! ¡En fin! Si miro a mi alrededor, todas mis amistades me dicen que no me puedo quejar, que ellas están peor… pero a mí eso no me consuela. Hoy en la playa estaba convencida que había dos personas a unos 50 metros, pero resulta que era una sola; pero yo veía dos. ¿Cómo es posible? Una detrás de la otra, claro al rato pensé: «No puede ser que estén pegadas tanto rato». Tardé un buen rato en convencerme de que solo era una, mis ojos me traicionaban. Y eso que ya hace años que procuro cuidarme, pero la vejez ha llegado a mi cuerpo, que no a mi mente, esa sigue funcionando, pero también más ‘despacito'.

Me duelen los viajes que ya no podré hacer, ya no me atreveré a ‘cruzar el charco', teniendo como tengo una nuera brasileña, harta de pedir que les acompañe alguna vez. Me queda mucho por ver (y soy curiosa), o por hacer; pero bueno todavía hay muchas cosas que sí puedo hacer, porque aún estoy viva. Aún puedo bailar algo, jugar a truc,    escribir... conversar...