Vía libre
La duda se convierte en paranoia
Menorca acaba de acoger el segundo encuentro de terraplanistas, un evento que promete ser desestacionalizador y que llenó el auditorio de Ferreries con más de doscientas personas, según los organizadores. La cita se anunciaba como un viaje a través de los siete chakras, de lo sutil a lo denso, de lo empírico a lo espiritual, y al final, música y degustación de productos típicos. Cada cual es libre de buscar sentido a su vida como mejor le parezca, la duda y el cuestionamiento de lo que nos rodea es algo inherente a la naturaleza humana. Desde que el mundo es mundo nos hemos preguntado cómo es este sitio que habitamos y qué hay más allá. Lo malo es cuando la investigación autodidacta se limita a YouTube sin filtro y los divulgadores se convierten en una especie de chamanes. No importa que matemáticos de la Antigüedad conocieran la esfericidad de la tierra, o que un sabio griego llamado Eratóstenes midiera su circunferencia antes de nuestra era cristiana, o que haya fotografías desde estaciones espaciales y satélites, y que miles de vuelos de aviones refuten el terraplanismo. Es difícil contradecir estas teorías porque sus seguidores desconfían del sistema y en general de todos, salvo de quienes validan su visión. Y cuando ya se mezcla lo espiritual es casi como enfrentarnos a una cuestión de fe.
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