La muerte no es una salida a un problema que seguro que tiene solución. Porque precisamente todo tiene solución menos la muerte. Hace unos días, el 10 de septiembre, se conmemoraba, como cada año desde 2003, el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Sí es necesaria una fecha para darle una visibilidad mayor a un asunto de máxima importancia, pero no basta; es imprescindible una atención permanente y elevada hacia un problema de salud pública de gran magnitud y alcance planetario. Las cifras lo exigen: 700.000 muertes por suicidio en el mundo cada año. Cifras oficiales que con seguridad se quedan cortas porque puede haber miles que no se registran y, según la OMS, por cada fallecimiento autoinfligido se producen al menos 20 intentos. De hecho, las fechas de los últimos datos disponibles difieren mucho entre países, así que resulta difícil poder saber la situación real.
Smartzone
Exijamos un plan
18/09/24 4:00
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