Después de San Esteban ya estoy empachada de tanta comida, y todavía quedan la Nochevieja, Año Nuevo, Reyes y las torradas de Sant Antoni. Cada año igual. «Un día es un día», «una vez al año no hace daño», «ara que hi som tots»… Y así, los festejos se van acumulando y llenan la agenda y el estómago. ¿Por qué todas las celebraciones giran en torno a comer y beber? Estoy convencida de que mucha gente querría cambiar estas tradiciones, pero al final, por no hacerte el moderno, por pereza de organizar otra cosa o por no ofender a los mayores, casi nadie sustituye la comida tradicional por una excursión, así que las únicas opciones son no ir, o tragar, literalmente. Lo peor es que después de un día viene otro, y acaba pareciendo el día de la marmota.
Tribuna
Empacho por Navidad
04/01/25 4:00
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