Las rebajas son la piedra filosofal del capitalismo, porque revalorizan el mercado a la vez que crean necesidades de consumo (de consumir más allá de nuestras posibilidades), y por tanto, de nuevas rebajas. Nada es gratis, todo tiene su precio. Pero cuanto más se rebaja algo, persona o mercancía, más se revaloriza desde el punto de vista contable, que es el que cuenta. Y viceversa, porque en ocasiones, como es el caso de los sueldos, revalorizar también equivale a rebajar. El valor añadido suele consistir en eso, y siendo así las cosas, cada año por estas fechas (tiempo de rebajas) me pregunto por qué las rebajas oficiales se reducen a ciertas fechas, y a un corto número de productos de poca monta, tales blusas, camisetas, paraguas y electrodomésticos (lavadoras, ordenadores, móviles), cuando en la vida real, y si como decimos rebajar es el cogollo filosófico del capitalismo y su motor económico, todo debe rebajarse siempre, y se rebaja. La política, la justicia, el lenguaje, la salud pública, la enseñanza, la democracia, las palabras… Todo salvo la vivienda, claro está, que a consecuencia de la primera ley de Newton, la de la inercia, se revaloriza constantemente. Pero es una excepción, producto acaso de la entropía y desorden de los sistemas, porque en general, si algo o alguien no está lo bastante rebajado, no vale nada. Carece de mercado, está fuera de la economía estándar.
Oraciones
Rebajar para revalorizar
15/01/25 4:00
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