Durante un siglo Sóller fue la ciudad más elegante, bonita y seductora de Mallorca. Con diferencia. Su secreto estaba, todos lo sabemos, en su aislamiento del resto de la isla. La dificultad para llegar a ella la convertía en un tesoro que merecía la pena ganarse. Hasta que en 1997 los políticos de derechas vieron una fabulosa fuente de corrupción en la idea de ‘facilitar’ el acceso al valle horadando la sierra de Alfàbia. Obras faraónicas, chapuzas de ejecución y enriquecimiento ilícito, el clásico kit político español. Con la llegada del túnel empezó a torcerse la cosa. Era carito atravesarlo, pero aun así infinitamente más cómodo que subir y luego bajar el Coll, una pesadilla para quienes nos mareamos en coche. Y no digamos para los autocares turísticos y coches de alquiler; de pronto la joya de Mallorca estaba al alcance de cualquiera.
El rayo verde
Sóller
19/01/25 4:00
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