Conocida como la «hormona del estrés», el cortisol desempeña un papel vital en cómo respondemos a este sentimiento. | RobinHiggins

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La vida moderna con su ritmo acelerado y sus desafíos constantes puede generar estrés en nuestra vida cotidiana. Pero, ¿sabías que nuestro cuerpo tiene un sistema bioquímico sofisticado para manejar estas situaciones? En el centro de este sistema se encuentra una sustancia crucial, una hormona llamada cortisol. Conocida comúnmente como la «hormona del estrés», el cortisol desempeña un papel vital en cómo respondemos este sentimiento de tensión y cómo este afecta nuestro bienestar emocional.

El cortisol es una hormona esteroidea producida por las glándulas suprarrenales, que se encuentran en la parte superior de los riñones. Cuando nos enfrentamos a una situación estresante, ya sea física o emocional, nuestro cerebro envía una señal a estas glándulas para que lo liberen. Esta hormona cumple varias funciones: libera glucosa en el torrente sanguíneo para proporcionar energía rápida, altera las funciones del sistema inmunológico y suprime las corporales no esenciales en una situación de «lucha o huida», como el sistema digestivo y el reproductivo.

Efectos perjudiciales

El problema surge cuando nuestros cuerpos están expuestos a niveles elevados de cortisol durante largos períodos, a menudo debido al estrés crónico. Esta sobreexposición puede tener efectos perjudiciales en nuestra salud física y emocional. En términos de bienestar emocional, puede tener un impacto significativo. Se ha encontrado que tener altos niveles interrumpen la función normal de ciertas áreas del cerebro, como el hipocampo y el lóbulo prefrontal, que son responsables de la memoria y la regulación de las emociones, respectivamente. Esto puede resultar en una serie de problemas de salud mental, como ansiedad, depresión, problemas de memoria y dificultades de concentración.

Alteración del sueño

Además, el cortisol elevado puede alterar los patrones normales de sueño y causar insomnio, lo cual puede agravar aún más los problemas emocionales y mentales. También se ha observado que la exposición crónica puede disminuir la producción de serotonina, un neurotransmisor que contribuye a los sentimientos de bienestar y felicidad. A pesar de estos desafíos, hay buenas noticias. Podemos adoptar estrategias efectivas para manejar el estrés y mantener nuestros niveles bajo control. La actividad física regular, la meditación y la atención plena, una dieta saludable, un sueño adecuado y una red de apoyo social fuerte pueden ayudar a reducir el estrés.

Es crucial que tomemos medidas activas para gestionar este sentimiento, dada la importancia del cortisol en nuestra salud emocional. Aunque esta hormona es esencial para nuestra supervivencia y capacidad para manejar situaciones de emergencia, debemos esforzarnos por mantener este poderoso mensajero químico en equilibrio para preservar nuestro bienestar emocional.