Siempre debemos protegernos al utilizar este producto | Polina Tankilevitch

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La lejía es uno de los productos de limpieza más comunes y efectivos, conocido por su capacidad para desinfectar y blanquear. A pesar de su amplio uso, no es raro cometer errores al utilizarla, que no solo disminuyen su eficacia sino que también pueden representar riesgos para la salud y el hogar. Aquí exploramos algunos de estos errores comunes, para ayudarte a hacer un uso más seguro y efectivo de la lejía.

1. Mezclarla con otros productos de limpieza:

Uno de los errores más peligrosos es mezclar lejía con otros productos, especialmente aquellos que contienen amoniaco o ácidos como los limpiadores de inodoro. Esta mezcla puede producir gases tóxicos que pueden causar problemas respiratorios graves. Siempre se debe usar la lejía por sí sola o diluida en agua.

2. No diluirla adecuadamente:

Usar lejía directamente del envase es otro error común. Siempre debe ser diluida en agua para disminuir su concentración y evitar daños en las superficies o riesgos para la salud. La proporción recomendada suele ser una parte de lejía por cada diez partes de agua, aunque esto puede variar según la tarea de limpieza.

3. Uso inadecuado en diferentes superficies:

Aunque es un desinfectante poderoso, no es adecuada para todas las superficies. Puede dañar metales como el acero inoxidable y descomponer plásticos y gomas con el tiempo. Además, su uso en madera puede decolorarla y deteriorarla. Es importante conocer qué superficies pueden ser limpiadas con ella y cuáles requieren otros productos.

4. No ventilar el área de limpieza:

La lejía emite vapores que pueden irritar los ojos, la piel y el sistema respiratorio. Al utilizarla, es crucial ventilar adecuadamente la zona donde te encuentres, abriendo ventanas y puertas para permitir la circulación del aire. Esto no solo reduce el riesgo de inhalación de vapores sino que también acelera el proceso de secado.

5. No respetar el tiempo:

Para que sea efectiva como desinfectante, necesita tiempo para actuar sobre las superficies. Muchas personas cometen el error de aplicarla y enjuagarla inmediatamente. Dependiendo del objetivo de la limpieza, puede ser necesario dejar la solución de lejía actuar durante varios minutos.

6. Descuidar la protección personal:

El contacto directo con la lejía puede causar irritación en la piel y los ojos. Es importante usar guantes de goma y, si es posible, gafas de protección, especialmente si estás limpiando áreas donde te pueda salpicar.

7. No almacenarla correctamente:

Este producto puede degradarse y perder efectividad con el tiempo, especialmente si se expone a la luz solar o a temperaturas altas. Debe almacenarse en un lugar fresco y oscuro, preferiblemente en su envase original bien cerrado.

8. Desconocer su efectividad en la eliminación de manchas:

Mientras que la lejía es eficaz en la eliminación de manchas en telas blancas, su uso en tejidos de color puede provocar decoloración. Antes de aplicarla en cualquier prenda, es importante realizar una prueba en una pequeña área no visible.

9. Uso excesivo:

A menudo se piensa que cuanto más producto se use, mejor será el resultado. Sin embargo, su uso excesivo puede ser innecesario y perjudicial, ya que causa decoloración y daños en las superficies, además de aumentar la exposición a vapores tóxicos. Una dilución adecuada es generalmente suficiente para la mayoría de las tareas de limpieza.

Aunque la lejía es un producto de limpieza potente y útil, siempre debe usarse con conocimiento y precaución. Evitar estos errores comunes no solo garantizará una limpieza más efectiva y segura, sino que también protegerá tu salud y la de tu hogar. Una comprensión adecuada de cómo y dónde usarla es esencial para cualquier rutina de limpieza efectiva.