Líderes de la OTAN durante la cumbre en el complejo Celtic Manor, cerca de Newport, en Gales del 05 de septiembre 2014 | Rebecca Naden

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Occidente –al menos en parte– se moviliza para frenar el auge del yihadismo en Irak y Siria. Estados Unidos logró ayer forjar una alianza de diez Estados de la OTAN para combatir al llamado Estado Islámico (EI), el movimiento de radicales suníes que está sembrando el terror en Oriente Próximo.

Esa coalición tendrá ahora que definir qué tipo de intervención desarrolla en la zona y, por encima de todo, intentará implicar a otros países vecinos interesados en neutralizar a los yihadistas. «Los derrotaremos, igual que hemos hecho con Al Qaeda», prometió el presidente norteamericano, Barack Obama, al final de la cumbre que la Alianza Atlántica ha celebrado durante dos días en Newport (Gales, Reino Unido).

Coordinación

El líder estadounidense aprovechó el encuentro bienal de países aliados para poner en marcha este proyecto incipiente, al que se sumaron Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Polonia, Dinamarca, Canadá, Australia y Turquía. Los ministros de Exteriores y de Defensa de esos Estados se reunieron para darle forma y enviar un mensaje contundente al Estado Islámico, que ha decapitado a dos periodistas estadounidenses y amenaza con asesinar a un británico.

Tanto el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, como otros dirigentes -en privado- trazaron una línea roja para esta misión: una intervención terrestre. «No habrá soldados sobre el terreno», señaló Kerry.

Aunque fue la decisión más importante de la cumbre, esta coalición central no lleva el sello de la OTAN, reacia a implicarse directamente en el avispero de Oriente Próximo.

De hecho, la Organización del Tratado del Atlántico Norte «ejercerá un papel de coordinación» entre los países que participen en el proyecto.