La primera ministra británica, la conservadora Theresa May. | FACUNDO ARRIZABALAGA

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El Partido Conservador habría perdido la mayoría absoluta en las elecciones generales celebradas este jueves en Reino Unido, tras obtener 314 escaños en un Parlamento de 650 sillas, según la encuesta a pie de urna coordinada conjuntamente para las principales corporaciones de televisión de Reino Unido (BBC, Sky e ITV).

De confirmarse con el escrutinio final, la apuesta de la primera ministra, Theresa May, por el adelanto electoral habría resultado fallida, ya que su objetivo era ampliar la hegemonía de 17 asientos que ostentaba en Westminster. Los laboristas, por su parte, obtendrían de acuerdo con este estudio -acometido por el prestigioso politólogo John Curtice-266 diputados, lo que supone un aumento de 34 para una formación que, bajo la candidatura de Jeremy Corbyn, había iniciado la carrera electoral tan por detrás de su rival que los expertos anticipaban su aniquilación en las urnas.

Los liberal-demócratas, quienes aspiraban a capitalizar el apoyo pro-Bruselas, tras el sonoro derrumbamiento de hace dos años, cuando pasaron de socio minoritario del Gobierno a tener tan solo nueve representantes en la Cámara de los Comunes, obtendrían según este sondeo 14 escaños, cinco más que en 2015.

El Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés), por su parte, se habría hecho con 34, lo que reduce notablemente el hito obtenido en las generales más recientes, en la que se habían hecho con 56 de los 59 escaños que por entonces estaban en juego. El UKIP, por mientras, habría perdido el único escaño que habían recabado en 2015, ostentado por un ex diputado conservador que había desertado y que, posteriormente, abandonó también el partido eurófobo.

ENCUESTA AJUSTADA

Esta encuesta se considera altamente ajustada, a pesar de haber quedado en evidencia el pasado año, tras haber previsto una victoria de la permanencia en la Unión Europea en el referéndum del 23 de junio. En su defensa, sus autores recuerdan que, a diferencia de unas generales, el plebiscito comunitario carecía de referentes con los que comparar tendencias.

En las elecciones más recientes, las de 2015, este estudio había otorgado a los conservadores 307 asientos, un volumen que el partido había considerado un éxito cuando se difundió al cierre de los colegios, pero que terminó siendo inferior que los 331 escaños obtenidos finalmente. La proyección para los laboristas, sin embargo, resultó más aproximada, pero también más optimista de lo que finalmente obtuvieron: de los 239 parlamentarios que el sondeo calculó, el partido recabó 232.

No en vano, en esas generales, los 'tories' sorprendieron con un resultado no solo no anticipado por los sondeos, sino que tampoco por el propio partido. El resultado constituyó un revulsivo para David Cameron, quien tenía que demostrar su capacidad de ganar con rotundidad, tras no haber logrado la mayoría absoluta en su estreno como candidato.

Los 330 diputados que obtuvo le dieron una mayoría débil, pero suficiente para acallar bocas. En la práctica, contaba con apenas 12 asientos, debido a las particularidades de un sistema parlamentario en que puestos clave de la Cámara de los Comunes no votan y al hecho de que partidos como el Sinn Féin no toman posesión de sus escaños. Además, la evolución de los dos años de legislatura elevó la diferencia a 17. RETO PARA MAY

En consecuencia, el reto para Theresa May era ampliarla, ayudada por la división en un laborismo que no acababa de aceptar el liderazgo de Corbyn, hasta su ascenso un veterano raso más preocupado por la coherencia ideológica que por la disciplina interna. La notable ventaja que disfrutaba en las encuestas fue el detonante de que se animara a un adelanto electoral al que era reacia, pero los más de veinte puntos se fueron reduciendo a medida que avanzaba la campaña.

La participación es clave para la suerte de los dos grandes partidos, pero se trata una variable que en Reino Unido no se conoce con precisión hasta que el escrutinio ha quedado prácticamente completado bien avanzada la jornada posterior a la votación.