El Gobierno de Marruecos, uno de los señalados por este presunto espionaje, ha rechazado este mismo miércoles las acusaciones. Imagen de archivo del mandatario galo.

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El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha ordenado la apertura de una investigación en torno al supuesto espionaje contra periodistas y políticos, él incluido, a través del software Pegasus, de fabricación israelí, según ha indicado este miércoles el primer ministro francés, Jean Castex.

Castex ha reiterado en una entrevista concedida a la cadena de televisión TF1 que «si los hechos se demuestran, son graves». «Es necesario que analicemos esto de forma más precisa debido a la potencial gravedad (para saber) cuál es la realidad y el grado de 'infección'», ha dicho.

«El presidente de la República ha ordenado toda una serie de investigaciones. Sería irresponsable por nuestra parte hablar de estas cosas sin saber exactamente la situación y las medidas que podrían ser llevadas a cabo por nuestra parte», ha remachado el primer ministro.

Fuentes del Ejecutivo francés confirmaron el martes que las autoridades habrían cambiado los móviles del presidente y la seguridad de los mismos se ha configurado de la manera «más restrictiva posible» ante las sospechas de que pudiera haber sido espiado.

Asimismo, la Fiscalía francesa anunció la apertura de una investigación después de que varios medios de comunicación revelaran el domingo que periodistas del diario digital Mediapart, como Lénaïg Bredoux y Edwy Plenel, se encuentran entre los más de 180 periodistas espiados en todo el mundo a través de este software, acciones que habrían sido llevadas a cabo de forma encubierta por diversos gobiernos.

El Gobierno de Marruecos, uno de los señalados por este presunto espionaje, ha rechazado este mismo miércoles las acusaciones y ha denunciado una «campaña mediática» contra Rabat, al tiempo que ha reclamado que se presenten «pruebas tangibles» sobre su participación en estas actividades.

La investigación en torno a esta herramienta está a cargo del consorcio de medios Forbidden Stories, con sede en París, que asegura que las pruebas han sido obtenidas de los propios teléfonos a través de un análisis forense realizado por el laboratorio de seguridad de Amnistía Internacional.