Una hilera de personas espera para embarcar en una de las aeronaves que despegan del aeropuerto de Kabul. Esta puede ser una de las últimas opciones de salir del país.

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Tic Tac. El reloj corre con premura en los alrededores del aeropuerto de Kabul mientras España se apresura a evacuar a cuantos más refugiados mejor lejos del régimen talibán, en un contexto en el cual las principales potencias europeas ya han anunciado que dejarán los traslados en las próximas horas si es que estas no han cesado todavía.

Francia, Países Bajos, Bélgica, Hungría, Polonia, Dinamarca, Corea del Sur, Canadá y Australia, entre otros, son los estados que, o bien han puesto ya punto final a la operación salida de Afganistán o bien tienen previsto hacerlo en las próximas horas. Mientras tanto la tensión no se reduce ni un ápice en los aledaños del aeropuerto Hamid Karzai; al contrario, Estados Unidos y Reino Unido alertan del incremento del riesgo de atentado en el lugar, mientras algunos 'pescadores' se adjudican la ganancia en este río revuelto de desesperación.

Según un contacto de la agencia internacional de noticias Reuters en el aeródromo afgano se venden botellas de agua por 40 dólares americanos y platos de arroz por cien a la muchedumbre desesperada que intenta acceder a uno de los vuelos para abandonar el país.

Según fuentes de las delegaciones internacionales presentes en el aeropuerto de Kabul el motivo que apremia la evacuación y pone fin en cascada a las misiones de rescate son la seguridad, que pende de un hilo, así como la dificultad logística que implica la segunda fase de la operación. Según el pacto con los talibán el día 31 de agosto todas las tropas extranjeras deben abandonar el país asiático, y las mismas fuentes precisan que no se trata de una operación sencilla, y requiere su tiempo.

En este sentido, en las últimas horas el Gobierno británico ha alertado públicamente de que un ataque terrorista «altamente letal» podría ser perpetrado en el aeropuerto de Kabul de manera «inminente». Son palabras del secretario de Estado de sus Fuerzas Armadas, James Heappey, en base a «informaciones muy creíbles» que apuntan a esa posibilidad.

Heappey puntualizó que a consecuencia de esas informaciones el Ejecutivo británico ha modificado su recomendación oficial de viaje y aconseja ahora a sus ciudadanos no acercarse al aeródromo afgano, sino «alejarse del aeropuerto, encontrar un lugar de seguridad y esperar nuestras instrucciones». A este argumento se han acogido algunas potencias internacionales para anunciar que se van y que ya no regresarán a por más afganos.

En este dramático contexto Save the Children ha ofrecido una cifra que da cuenta de la dramática situación humanitaria que se vive en Afganistán, y aun más de la que está por venir. Y es que según la organización internacional unos 5,5 millones de niños de Afganistán sufrirán niveles críticos de hambre en esta segunda mitad de 2021, en gran medida por el aumento del precio de los alimentos básicos, la sequía y los nuevos desplazamientos.