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A escasos pasos de un grupo de tiendas de campaña y chozas palestinas al norte del Valle del Jordán en la Cisjordania ocupada, la maquinaria y los operarios trabajaban a todo tren para ultimar la construcción de una escuela para los colonos israelíes. El asentamiento de Mehola está en plena expansión ya que la demanda ha repuntado. En gran medida fuera del foco público, los asentamientos israelíes amplían sus dominios en la Cisjordania ocupada, lo que aumenta los temores de los palestinos al desplazamiento y representa una prueba de fuego para la oposición de Estados Unidos a tal construcción en plena visita del presidente Joe Biden esta semana a Oriente Medio.

En un artículo de opinión del Washington Post publicado el sábado, Biden dijo que Washington ha reconstruido los lazos con los palestinos y está trabajando con el Congreso para restaurar alrededor de 500 millones en fondos para ellos. Su administración se comprometió a reabrir un consulado en Jerusalén cerrado por su predecesor Donald Trump. Pero eso ha satisfecho más bien poco las demandas palestinas de apoyo estadounidense para poner fin a las décadas de ocupación de Israel. Si bien la administración ha expresado una fuerte oposición a la expansión de los asentamientos israelíes, que según dijo «daña profundamente la perspectiva de una solución de dos estados», la construcción de los asentamientos avanza a buen ritmo, pese a todo.

Mientras tanto, la búsqueda de una solución que involucre un estado palestino independiente junto al estado de Israel, que Estados Unidos y otros países ven como la mejor base para una paz duradera, se ha estancado. «No quieren dejar a ningún palestino aquí», dijo Salah Jameel, agricultor palestino de 53 años del Valle del Jordán. «Quieren robar la tierra» señala en una zona donde los choques son frecuentes. La mayoría de la comunidad internacional considera ilegales los asentamientos que Israel ha construido en el territorio que capturó en la guerra de Oriente Medio en 1967. Israel lo niega y ha asentado a unos 440.000 israelíes en Cisjordania, citando vínculos bíblicos, históricos y políticos con la zona, donde 3 millones de palestinos viven bajo el régimen militar.

En mayo, el gobierno israelí aprobó 4.400 nuevas viviendas para colonos judíos. Los planes para una mayor expansión de los asentamientos, que efectivamente atravesarán el área que los palestinos esperan que forme la base de un futuro estado, se discutirán después de la visita de Biden, quien gha llegado a la zona con mensajes publicitarios en Ramallah y Belén que señalaban: «Mr. President, This is Apartheid» («Señor Presidente, esto es Apartheid»). Imágenes de la reportera tiroteada Shireen Abu Akleh, icono informativo de la región y ciudadana con nacionalidad estadounidense, acompañaban las reivindicaciones. Al respecto, el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados B'Tselem ha señalado que «para cambiar la realidad, primero debemos reconocerla y trabajar por un futuro de derechos humanos, justicia e igualdad».

«Es fundamental que Israel y la Autoridad Palestina se abstengan de tomar medidas unilaterales que exacerben las tensiones y socaven los esfuerzos para avanzar en una solución negociada de dos Estados», como la actividad de asentamientos, señaló a Reuters un portavoz del Departamento de Estado. En contra de esta opinión se manifiesta abiertamente David Elhayani, jefe saliente del Consejo Yesha, la principal organización que aglutina a los colonos, para quien ha llegado la hora de que los palestinos acepten que no tendrán un estado propio. «La empresa de asentamientos ha despegado, no se puede detener ahora».

A medida que Israel profundiza su normalización con los países árabes de la región, incluyendo un nuevo marco de relaciones con Marruecos bajo el amparo de la administración Trump, no queda claro qué pasos está dispuesto a tomar Estados Unidos para disuadir a su principal aliado en la zona en el camino de afianzar aún más una ocupación que cada vez denuncian más voces a escala internacional. Así la visita de Biden «puede afectar la cantidad de ruido que Israel está haciendo sobre la expansión de los asentamientos, pero no sobre la construcción en sí», consideró Dror Etkes de Kerem Navot, una organización que monitorea la política israelí en Cisjordania. «Todo el sistema político (en Israel) está movilizado para proteger la empresa de asentamientos». En el área de Cisjordania donde Israel tiene el control total y donde se encuentran la mayoría de los asentamientos judíos, una zona denominada Área C en virtud de los acuerdos de paz de Oslo acordados en la década de 1990, solo se han aprobado 33 permisos de construcción para palestinos en los últimos cinco años, tiempo durante el cual se iniciaron más de 9.600 unidades de vivienda para colonos israelíes en Cisjordania, según la Oficina Central de Estadísticas de Israel.