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La Inteligencia británica estima que los comandantes rusos han endurecido significativamente los castigos disciplinarios a sus subordinados, que acaban incluso encerrados en "mazmorras" si son descubiertos en estado de embriaguez o intentan abandonar las filas.

La última evaluación del Ministerio de Defensa británico, dada a conocer este domingo, habla del uso de los llamados zindanes: agujeros cavados en la tierra a modo de celdas, donde los soldados amonestados acaban encerrados con una reja de metal sobre sus cabezas, según relatos del personal de combate ruso recogidos por Londres.

Según la Inteligencia británica, estos castigos representan un destacado contraste con la actitud demostrada por muchos comandantes rusos al principio de la invasión rusa de Ucrania. Por aquel entonces, los militares que expresaban su deseo de regresar a sus hogares podían hacerlo con el permiso tácito de sus superiores.

Sin embargo, y desde otoño del año pasado, "hay constancia de múltiples iniciativas, cada vez más draconianas, para mejorar la disciplina de las tropas", de acuerdo con la evaluación publicada en la cuenta de Twitter del Ministerio y particularmente desde que el jefe del Estado Mayor del Ejército ruso, general Valeri Gerasimov, asumió el mando de la operación en enero de este año.

Gerasimov, que ya era una figura relevante dentro del organigrama de las Fuerza Armadas, sustituyó en el cargo a Sergei Surovikin, nombrado en noviembre de 2022, en una decisión adoptada en parte para impulsar los avances rusos de cara a la campaña invernal.