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Pagar en efectivo es todavía un gesto muy cotidiano, con el que el dinero se mueve físicamente. El Banco de España es el encargado de controlar su circulación y habitualmente retira más billetes de los que emite, no solo para sustituir los deteriorados, sino también para apartar los que no se necesitan, como, por ejemplo, buena parte de los introducidos por turistas. Ampliando más el foco, las monedas y billetes son la materialización más llana y tangible de todo un sistema en el que los bancos centrales juegan un papel protagonista al determinar el volumen de dinero en circulación, una decisión que ayuda al control de precios. De hecho, en un contexto de preocupación por la inflación como el actual, el Banco Central Europeo (BCE) ha comenzado a reducir el volumen de efectivo, muy engrosado durante la pandemia.

Según los últimos datos provisionales, las entidades financieras entregaron en julio al Banco de España más billetes de los que fueron puestos en circulación. En el caso de los billetes de 100 euros, la diferencia entre billetes distribuidos y retirados fue de 178 millones de unidades, 3,6 millones más que en el mes anterior. Del mismo modo, en los billetes de 200 euros, la brecha alcanzó los 7,9 millones de unidades, por encima de los 7,4 millones del mes anterior; mientras que en los billetes de 10 y 20 euros, la diferencia entre distribuidos y retirados llegó hasta los 1.728 millones y los 2.442 millones de unidades, respectivamente.

La retirada de efectivo por parte del Banco de España es una acción habitual. El dinero circula entre comercios, clientes y bancos, de manera que los billetes que no necesitan o están deteriorados son devueltos por parte de las entidades de crédito al Banco de España, que comprueba su autenticidad y el estado en el que se encuentran, para determinar si pueden volver a la circulación. Aquellos que no están en condiciones de ser utilizados, se destruyen y se sustituyen por otros nuevos.

Sin embargo, el Banco de España aclara a 20minutos que con frecuencia son también apartados billetes en buenas condiciones que no hacen falta para atender las necesidades de liquidez del sistema. En particular, apuntan a buena parte de las monedas introducidas por visitantes extranjeros, un volumen nada despreciable en un país receptor de turismo como es España, al que llega efectivo de toda la zona euro. Muchos de esos billetes acaban en las entidades de crédito, que devuelven al Banco de España la parte que no precisan para hacer frente a las necesidades de liquidez de los clientes.

"Tiene que ver con las necesidades del gran público. Hay momentos del año en los cuales hay más tráfico de billetes en la costa de España y otros en los que ese tráfico de billetes pasa al interior, por el movimiento de estudiantes, por el turismo… en función de la necesidad local que haya de uso de dinero en efectivo como instrumento de pago", explica Luis Garvía, profesor de finanzas de la Universidad Pontificia Comillas ICADE. "Es un tema de logística, se llevan de un lado a otro", añade. Según la última encuesta del Banco de España sobre hábitos en el uso de efectivo, el 64% de la población española utiliza a diario dinero en efectivo, siendo especialmente los hombres y las personas de 45 y más años y con estudios básicos las que lo utilizan en mayor medida.

Adiós a los billetes de 500

Por su parte, los datos del Banco de España indican que el número de billetes de 500 euros en circulación registró el pasado mes de julio un nuevo mínimo al descender hasta los 10,18 millones de unidades, lo que supone un volumen total de 5.094 millones de euros. Esta cuantía es un 2,1% inferior a la del mes anterior y un 22,3% menor a la cifra de hace un año, que alcanzaba los 6.557 millones de euros.

En este caso, la reducción se atribuye al hecho de que los billetes de 500 euros dejaron de emitirse en 2019, después de que el BCE acordara cesar su producción en mayo de 2016 para prevenir actividades delictivas como el blanqueo de capitales o el fraude fiscal. "Los billetes de 500 euros tienen que ver más con transacciones grandes de dinero. Como cada vez el límite por el cual se pueden hacer transacciones en efectivo es más bajo, los billetes grandes tienden a quitarse de la circulación", señala Garvía. No obstante, estos billetes siguen siendo de curso legal, por lo que pueden seguir utilizándose tanto para comprar como para ahorrar.

Menos efectivo en circulación

Más allá de esa disponibilidad de billetes, a una escala mayor es al BCE a quien corresponde decidir cuánto dinero circula en la zona euro, no solo en efectivo, sino en el total del sistema, incluyendo también los depósitos bancarios, por ejemplo. Normalmente la generación de nueva moneda pretende inyectar liquidez en la economía para incentivar el consumo y el crecimiento económico. Sin embargo, la impresión de dinero adicional sin incrementar su respaldo en activos puede ser contraproducente, ya que reduciría el valor del dinero.

En el caso de la eurozona, la situación es la contraria. El efectivo en circulación se ha estancado en el último año en torno a los 1,5 billones de euros, con una ligera tendencia a la baja desde el pasado mes de marzo, cuando se registró el máximo de la serie histórica. Previamente, entre marzo de 2020 y mayo de 2022, la puesta de dinero en circulación se había acelerado. Según los datos del BCE, durante el primer año de pandemia, entre marzo de 2020 y 2021, el número de billetes y monedas aumentó un 10%, en cerca de 130.000 millones de euros.

"Con la pandemia, el BCE tuvo que inyectar liquidez en el sistema para que siguiera funcionando, porque todo se paralizó. Se imprimieron muchos billetes", explica Garvía. "Una vez se ha acabado la pandemia, el BCE está retirando ese dinero de circulación. Esa retirada de dinero hace que la economía sufra un poco, pero no hay más remedio que quitarlo porque hay otro factor que tiene que ver con la inflación. Para controlar la inflación, el BCE está haciendo dos cosas a la vez: subir los tipos de interés y retirar una parte del dinero que está circulando", añade. La institución presidida por Christine Lagarde tiene todos sus esfuerzos centrados en combatir el alza de precios, para lo cual ha emprendido una política monetaria restrictiva que tiene su próxima cita este jueves, cuando el BCE se reunirá para decidir sobre una nueva subida de tipos.