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Tiendas saqueadas, transportes calcinados, cientos de personas protestando en las calles... es el balance de la noche de disturbios que sufrió Dublín este jueves. Un desorden alentado por grupos de "extrema derecha" según el máximo responsable de la Garda (la Policía irlandesa) como respuesta al apuñalamiento de cuatro personas, entre ellos tres menores, por parte de un ciudadano argelino. Dos extranjeros residentes allí, entre ellos uno español, han contado a 20minutos.es cómo es la situación en la ciudad irlandesa.

Los altercados, los "peores en décadas" según el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, se han saldado además con 34 detenidos y han servido para que los grupos ultras se manifiesten en contra de la inmigración, cada vez mayor en el país según los datos oficiales. Quienes viven allí aseguran que Dublín siempre se ha caracterizado por la calma, por las cuantiosas oportunidades laborales y por la buena acogida que dan sus ciudadanos a los extranjeros.

Pero esto último está cambiando poco a poco según algunos de ellos: "Dublín está muy dividida entre esta gente y otra que tiene un resentimiento dirigido hacia los inmigrantes, es algo que he ido notando cada vez más", cuenta a este periódico Giovanni Visconti, una argentina que lleva ya dos años en la ciudad trabajando para una importante empresa tecnológica.

"Donde yo vivo varias veces al mes hay protestas en contra de la inmigración, pero son pacíficas, con carteles, cantando cosas... Se sabe que hay un grupo con mucho trasfondo antirracista y cada vez más grande, pero nunca se ha visto esta violencia", añade y muestra su incredulidad ante lo ocurrido ahora.

Dublín, destino de extranjeros

Como ella, miles de personas emigran hacia la capital irlandesa para buscar un trabajo que no encuentran en su país a pesar de haber estudiado una carrera universitaria. Algunos llegan hasta allí y terminan trabajando en hostelería con mejores sueldos y condiciones que los de España. Pero por lo que se ha caracterizado sobre todo Dublín en los últimos años es por convertirse en punto neurálgico para numerosas empresas tecnológicas, desde Google, hasta Amazon, pasando por Facebook, que demandan cada vez más trabajadores cualificados en sus oficinas.

Giovanni sostiene que un alto porcentaje de la población de Dublín son, de hecho, inmigrantes, "todas las tecnológicas viven de eso", cuenta esta argentina, a la vez que considera que el dilema de los grupos radicales es que vuelcan en el extranjero la mayoría de sus problemas: "La ciudad ha crecido una barbaridad, cada vez hay más trabajo, más empresas, así que la vivienda también ha subido".

"El discurso general es que los inmigrantes les están robando los trabajos y las casas, pero utilizan ese discurso para ocultar su racismo", cuenta Giovanni. Esta argentina reconoce que sí que existe delincuencia en las calles, pero defiende que no es algo provocado por quienes llegan a vivir procedentes de otro país, como sí achacan estos grupos. "Hay algunos problemas de drogas y hay barrios que se sabe que son peligrosos, pero gran parte de la delincuencia aquí se sabe que, en realidad, es por menores de edad irlandeses, chicos de 15 a 18 años, que son inimputables para la ley", explica.

Pese a ello, Giovanni remarca que la mayoría de gente no es como los individuos que caracterizan las protestas, sino que Dublín destaca por sus ciudadanos "receptivos y amigables". Estos disturbios, sin embargo, han motivado alguna serie de acciones que nunca habían visto hasta ahora. "En el trabajo nos escribieron del grupo de seguridad de la empresa pidiéndonos a todos los empleados que no nos acercásemos al centro. En una tienda muy conocida de ropa, donde los trabajadores son todos españoles, he escuchado también que la mitad de la plantilla no ha ido este viernes a trabajar por miedo", declara Giovanni.

Un episodio "bastante fuerte"

Alejandro Cívico, de 26 años, es otro de los extranjeros que ha llegado a la ciudad en busca de oportunidades laborales. Originario de Ibiza, actualmente está buscando trabajo en Dublín en el mundo del marketing digital y, aunque reconoce que lleva poco allí, en conversación con este periódico reconoce que lo que está ocurriendo es "bastante fuerte".

"Nos recomiendan tener cuidado, está el ambiente muy caldeado. Es un país muy tranquilo y muy multicultural, hay gente de todos lados y por eso nos sorprendió tanto lo que ha llegado a pasar. Por la calle pusieron incluso marquesinas en las que anunciaban que no fuéramos al centro", declara. Aunque por el momento sostiene que para él todo han sido experiencias positivas, reconoce que sí que ha notado mucho racismo contra quienes proceden de Latinoamérica, sobre todo de Brasil: "Las chicas brasileñas cuando les preguntan prefieren incluso decir que son de Portugal".

Alejandro cuenta además que su compañero de piso, que trabaja en Google, no sabía este viernes si acudir o no a su puesto. "Esta gente sabe que las empresas tecnológicas son uno de los focos de extranjeros y a lo mejor hacían algo", relata. "Hay mucho trabajo, mucho inmigrante y mucha burbuja inmobiliaria que está afectando a la gente local", pero indica que estos actos vandálicos por parte de estos grupos era algo que no se esperaba. "Si tuvieras que apostar por un país en el que ocurriera esto, no sería Irlanda", sentencia.

Por el momento, él no se muestra especialmente preocupado, ya que considera Dublín un espacio tranquilo y con mucha seguridad: "Yo lo considero un hecho aislado, algo minoritario, aquí hay legiones de españoles y todo el mundo ha tenido muy buenas experiencias", pero sostiene que será prudente durante los próximos días: "Yo voy a intentar no salir demasiado; puede ser peligroso".