Fotografía de archivo de un desfile militar en Moscú. | Reuters

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Rusia informó este martes de que en las pasadas 24 horas los sistemas de defensa antiaérea destruyeron un total de 113 drones ucranianos en distintos sectores del frente, sobre el mar de Azov y en la anexionada península de Crimea. En su parte diario, el Ministerio de Defensa ruso precisó que 74 aparatos no tripulados fueron abatidos en diversas localidades de las regiones de Lugansk, Donetsk, Zaroriyia y Jersón, anexionadas por Moscú en septiembre del año pasado.

Además, el mando militar ruso comunicó que otros 39 drones ucranianos fueron neutralizados sobre las aguas del Azov y la península de Crimea, anexionada por Rusia en 2014. Defensa no informó de víctimas ni daños causados por los ataques de los aparato no tripulados. Los militares rusos indicaron que durante la pasada jornada rechazaron un total de ocho ataques terrestres enemigos en los frentes Este y Sur y que castigaron con fuego de artillería y aviación las posiciones ucranianas en la primera línea y en la retaguardia.

En esta misma jornada seis personas han sido detenidas en Bélgica y Países Bajos para ser interrogadas en el marco de una operación contra la exportación ilegal de material y tecnologías «sensibles» por su doble uso civil y militar a países como Rusia con los que la Unión Europea prohíbe el comercio de estos materiales. En total cuatro personas han sido arrestadas en Bélgica y dos en Países Bajos, ha informado la Fiscalía federal belga en un comunicado en el que también explica que la investigación sigue en marcha para determinar si el material estratégico ha sido exportado a países prohibidos por la UE.

La Fiscalía ha precisado que algunas de las tecnologías comercializadas podrían estar afectadas por el embargo que la Unión Europea aplica a países como Rusia y Bielorrusia para evitar que los utilicen en conflictos armados.

Las autoridades no han detallado el listado de material y tecnología considerada «estratégica» cuya exportación investigan, pero han indicado que el material considerado de «doble uso» por su posible aplicación militar y civil abarca desde microchips hasta aceleradores o turbinas que se utilizan como piezas para drones y misiles. La operación se activó en base a información recibida de agencias gubernamientales de Estados Unidos que ya investigaban la exportación de este tipo de material desde su país y actividades de blanqueo de capitales.