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La Administración del presidente estadounidense Joe Biden ha autorizado en los últimos días un nuevo paquete de ayuda militar para Israel de forma secreta y a pesar de las reservas públicas de Washington ante la intención de las Fuerzas Armadas israelíes de atacar la región de Rafá, en el extremo sur de la Franja de Gaza.

El paquete de ayuda incluye más de 1.800 bombas MK84 de 900 kilogramos y 500 bombas MK82 de 225 kilogramos, según fuentes del Departamento de Defensa y del Departamento de Estado citadas por el diario The Washington Post, que destaca que el paquete se ampara en unas ayudas aprobadas previamente, por lo que no ha sido necesario solicitar autorización al Congreso.

Este paquete se suma al aprobado la semana pasada por valor de 2.500 millones de dólares que incluía la entrega de motores y 25 cazas F-35A conforme a una propuesta a la que el Congreso dio el visto bueno en 2008, por lo que tampoco era necesaria ninguna nueva autorización.

Las bombas MK84 han sido directamente relacionadas con algunos de los incidentes más graves de víctimas civiles de la ofensiva militar israelí sobre la Franja de Gaza.

De hecho, este tipo de bombas que pueden destruir un edificio entero y dejar cráteres de más de doce metros de diámetro y profundidad ya nunca son utilizadas por los ejércitos occidentales en zonas densamente pobladas por el alto riesgo de víctimas civiles. Sin embargo, Israel las ha empleado profusamente en la Franja de Gaza y como consecuencia más de 100 personas murieron el 31 de octubre en un bombardeo sobre el campo de refugiados de Yabalia, según la estimación de la ONU.

Un responsable del Departamento de Estado ha indicado que se basa en "el cumplimiento de una autorización de una notificación al Congreso que puede resultar en docenas de ventas militares al extranjero en las décadas que está vigente".

Al menos 32.705 personas han muerto y 75.190 han resultado heridas en la Franja de Gaza como consecuencia de los ataques del Ejército de Israel sobre el enclave palestino desde el 7 de octubre de 2023. La ofensiva es en respuesta a los ataques de Hamás del 7 de octubre, que se saldaron con 1.200 muertos.