Vehículos y efectivos militares israelíes. | Reuters - Amir Cohen

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Siria acusó este viernes a Israel de perpetrar un nuevo ataque con misiles contra el sur del país árabe, un suceso común pero que coincide con una serie de explosiones ocurridas en Irán entre especulaciones de que se podría tratar de una respuesta del Estado judío. «Sobre las 2.55 (23.55 del jueves GMT), el enemigo israelí lanzó un ataque con misiles desde la dirección del norte de Palestina ocupada contra lugares de nuestra defensa antiaérea en la región sur», informó el Ministerio de Defensa sirio en un comunicado, que cita a una fuente militar no identificada.

Según la nota, la acción provocó daños materiales, sin que se haya informado de víctimas. La ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, confirmó en un comunicado que los proyectiles tuvieron como objetivo un radar ubicado entre las localidades de Izraa y Qarfa, en la provincia meridional de Deraa.

Por su parte, la red de activistas locales Horan Free Media, con foco en Deraa, difundieron en su cuenta de X imágenes de un supuesto escuadrón de cazas israelíes sobrevolando la región «antes de bombardear posiciones militares del régimen del (presidente sirio, Bachar) Al Asad y de las milicias iraníes». Israel bombardea con asiduidad el territorio sirio, ataques que se han intensificado todavía más desde el inicio de la guerra de Gaza el pasado octubre, y a menudo tiene como objetivo a las milicias apoyadas por Teherán presentes en el país como aliadas del Gobierno sirio.

El bombardeo de este viernes se produce mientras Irán afirma que sus sistemas de defensa también «dispararon a objetos sospechosos» en las últimas horas sin que se hayan producido daños, lo que ha levantado sospechas de que se podría tratar de un ataque israelí. El pasado fin de semana, Irán lanzó más de 300 drones y misiles contra el Estado judío, en respuesta al bombardeo israelí que a comienzos de mes destruyó el consulado iraní en Damasco y causó la muerte de 13 personas, entre ellas tres generales de la Guardia Revolucionaria.