Whittlesea. Una granja totalmente arrasada tras el devastador paso de las llamas

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Otr-press Sidney
Australia está viviendo una de las peores páginas de su historia. Los grandes incendios forestales que se declararon el pasado sábado en los estados de Victoria y Nueva Gales del Sur están arrasando miles de hectáreas y destruyendo cientos de hogares. Más de 170 personas han perdido la vida y hay cientos de desaparecidos mientras las autoridades movilizan a todas sus fuerzas para ayudar en las labores de rescate y extinción, aunque el primer ministro ya ha advertido de que el balance negativo no va a hacer sino empeorar.

Las altas temperaturas y la sequía han originado una serie de incendios que están arrasando los bosques de matorral del sureste del país, pero las autoridades ya dan por hecho de que algunos de los focos fueron provocados y ya están buscando a los culpables. "No hay palabras para describir esto excepto que estamos ante una matanza", dijo el primer ministro australiano, Kevin Rudd.

En el estado más afectado por el fuego, Victoria, las llamas ya han quemado más de 330.000 hectáreas de bosque bajo. Anoche continuaban activos casi 30 incendios. Más de 700 hogares han quedado destruidos, el balance de muertos no deja de aumentar y hay cientos de personas desaparecidas.

A la vista de las cifras, estos grandes incendios forestales que asolan Australia se han convertido ya en el peor desastre natural del país en más de un siglo, por encima de los trágicos fuegos del 'Miércoles de Ceniza' que se cobraron la vida de 75 personas en 1983, y supondrán un elemento de presión sobre Rudd para que ponga en marcha una nueva política medioambiental.

Las escenas de la tragedia se repiten en todo el estado de Victoria y en algunos lugares de Nueva Gales del Sur. Mark Sweeney, comandante del Grupo de Servicios Forenses de esta región, aseguró que sus subordinados se han encontrado con escenas de una devastación "inexplicable". "He visto informes del equipo que está en Victoria en los que describen la escena como espantosa y entre ellos hay una insoportable sensación de desastre. Este equipo en particular estaba trabajando en Gippsland Este, donde se encontraron con muchas personas muertas, hasta 19, en un solo rastreo", explicó.

Muchas personas murieron en sus automóviles cuando trataban de huir de las llamas y otros fallecieron acurrucados en sus casas. Algunos consiguieron escapar refugiándose en piscinas o granjas. "Esto va a parecer como Hiroshima. Va a parecer una bomba nuclear. Hay animales muertos en toda la carretera", señaló un testigo a los medios locales.

Una gran mayoría de las personas que han logrado sobrevivir y están ingresadas en hospitales presentan quemaduras en más del 30 por ciento de su cuerpo y algunos tienen heridas peores que las víctimas de los atentados de Bali en 2002, afirmó un médico.