IBARRETXE. Emplazó ayer a los vascos a votar

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OTR-Press Madrid
Fin de campaña con todas las quinielas abiertas. Los gallegos y los vascos están llamados hoy a elegir a sus representantes autonómicos en unas elecciones que se presentan más reñidas que nunca y con unos resultados tan inciertos que incluso podrían variar el escenario político actual en estas dos comunidades. La histórica ausencia de la izquierda abertzale deja abiertas muchas posibilidades de gobierno en el País Vasco donde por primera vez puede haber un lehendakari no nacionalista mientras que en Galicia el PP sueña con recuperar la mayoría absoluta si no quiere que continúe el bipartito entre PSdeG y BNG.

Las encuestas dadas a conocer en las últimas semanas tienen el denominador común de apuntar hacia un desenlace muy ajustado, por lo que los indecisos podrían ser determinantes para decantar la balanza de las urnas de un lado u otro, especialmente en Galicia. Por eso, los partidos de ámbito nacional no han escatimado esfuerzos para llevar hasta el norte del país a sus primeras espadas, con el presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, a la cabeza de este desembarco

En el caso de Euskadi, los vascos decidirán hoy en un nuevo escenario político: por primera vez en 30 años, no concurre a las urnas ninguna organización política próxima a ETA. El tripartito vasco podría alejarse de la mayoría absoluta (que tampoco ha tenido en esta última legislatura), con un alza muy significativa de los socialistas y con la ausencia de candidatos de la izquierda abertzale radical por primera vez en unos comicios autonómicos.

Tras las elecciones el panorama político del País Vasco podría cambiar sustancialmente a favor de los socialistas, que, de hecho, sólo contemplan el escenario de la victoria de su candidato y el desalojo de los nacionalistas de Ajuria Enea convirtiéndose así Patxi López en el primer lehendakari no nacionalistas. Además, sería la primera vez que el Gobierno vasco dejaría de estar controlado por el PNV. El PSE ya triunfó en las elecciones de 1986, en las que logró dos escaños más que los nacionalistas, pero acabó cediendo la Lehendakaritza al PNV.

En cualquier caso, y dado que ningún partido está en disposición de alcanzar por sí solo la mayoría absoluta, todos trabajan con el convencimiento de que las alianzas postelectorales serán básicas en este vacilante contexto, incluso aunque no culminen en pactos de gobierno estables y se limiten a forjar apoyos puntuales a un gobierno en minoría, sea del color que sea.

El PP y los indecisos
El caso de Galicia es radicalmente distinto y la mayoría absoluta es fundamental para que el PP recupere el Gobierno de la Xunta sino quiere que continúe el bipartito entre PSdeG y BNG. Los pronósticos apuntan un mantenimiento de la situación de la última legislatura con una victoria para el PP y un repute de los nacionalistas. Con ello, PSdeG y BNG podrían mantener holgadamente su gobierno bicolor en esta comunidad, sin perder de vista, sin embargo, que al PP sólo le faltó un escaño en la pasada legislatura autonómica para lograr la mayoría absoluta, que podría conseguir hoy según le auguran algunos sondeos.