Lobo. El nuevo presidente de Honduras en el acto de investidura - Reuters

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El empresario hondureño Porfirio Lobo asumió ayer la Presidencia de Honduras con llamadas a la reconciliación nacional e internacional para superar la crisis en la que está sumido el país desde el golpe de Estado contra Manuel Zelaya, ante una exigua representación exterior.

Con la presencia de apenas dos presidentes de la región en su acto de investidura -el panameño Ricardo Martinelli y el dominicano Leonel Fernández-, Lobo optó por abordar en su discurso la crisis como un asunto prácticamente superado y agradeció a la comunidad internacional sus gestiones para recuperar la normalidad en el país.
"Acabamos de salir de la peor crisis política de nuestra historia democrática, pero (...) hemos logrado evitar todos los grandes peligros que afrontaba nuestra nación", dijo Lobo en una ceremonia que duró alrededor de seis horas y en la que el taiwanés Ma Ying-jeou completó la lista de presidentes.

"Estamos listos y dispuestos a enfrentar el futuro unidos", subrayó Lobo, de 62 años y ganador de las elecciones del 29 de noviembre, rechazadas por la mayor parte de la comunidad internacional por entender que se desarrollaron en un marco de ruptura constitucional tras el derrocamiento de Zelaya.

Ante apenas una veintena de delegaciones extranjeras y miembros del cuerpo diplomático acreditado en Honduras, Lobo afirmó que desea "una necesaria e indispensable reconciliación con la comunidad internacional".

Su primer acto como presidente fue sancionar el decreto aprobado el martes por el Congreso Nacional para otorgar una amnistía general a los involucrados en la crisis política originada por el golpe de Estado contra Zelaya de junio pasado. Mientras, el depuesto presidente abandonó ayer el país en un avión que les traslado a la República Dominicana, tras cuatro meses de encierro en la Embajada de Brasil.