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La petición de auxilio financiero internacional formulada por el Gobierno griego no ha servido, como esperaba el Ejecutivo de Atenas, para rebajar la presión de los mercados internacionales, preocupados ahora por que las reticencias de Alemania y Francia dificulten la activación de la ayuda. En la primera jornada laboral después de que Atenas solicitara el viernes pasado la activación de la ayuda crediticia de la eurozona y el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Bolsa de Atenas se desplomó y a media mañana llegó a registrar una caída del 4 por ciento. Finalmente el parqué ateniense cerró ayer con una caída del 2,86 por ciento y la rentabilidad del bono griego a 10 años se disparó hasta el 9 por ciento, ante la incertidumbre sobre cuándo Grecia tendrá acceso al crédito de 30.000 millones de euros.

Los mercados siguen así sin dar tregua a Grecia, el primer país de la eurozona que ha de recurrir a la ayuda externa para garantizar el pago de sus obligaciones, sobre todo teniendo en cuenta la postura de París y Berlín, que han dejado claro que un préstamo europeo a Atenas pasa por que los griegos se aprieten aún más el cinturón y continúen recortando gasto público.

En ese sentido, el portavoz oficial del Gobierno, Yorgos Petalotís, declaró ayer que las condiciones y la forma en que Grecia obtendrá el paquete de ayuda "se anunciarán cuando se concluyan las negociaciones con la misión de expertos".

Desde hace una semana, delegados del FMI, la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE) estudian en Atenas los recortes y cambios estructurales que Grecia tendrá que aplicar durante los próximos tres años para levantar la economía.

En ese sentido, y ante la exigencia de austeridad por parte de los socios europeos, el Ejecutivo socialista está apresurando el paso para aplicar medidas de ahorro.

Ayer mismo, el primer ministro griego, Yorgos Papandréu, presidió una reunión para estudiar formas de disminuir el tamaño de la desproporcionada administración pública.

En esa misma línea de austeridad, Petalotís no descartó que se reduzcan las pagas extraordinarias de los funcionarios y se impongan aún más recortes en este sentido en 2011 y 2012.

Respecto a la satisfacción de su deuda a corto plazo, Petalotís aseguró que "el Gobierno tiene un plan para obtener crédito bajo las mejores condiciones", ante la obligación de pagar unos 8.500 millones de euros en intereses hasta finales de mayo.