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El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció ayer duros recortes sociales para acelerar la bajada del déficit, como la congelación de las pensiones, la supresión del cheque-bebé y la medida con mayor impacto este año: una rebaja media del 5 por ciento en los sueldos de los empleados públicos.

El compromiso con Europa de recortar adicionalmente el gasto público en 5.000 millones de euros este año y en 10.000 millones en 2011 ha llevado a estas drásticas medidas, que para el PP son auténticos recortes de derechos que afectan a todos, mientras la izquierda y los sindicatos avisan ya de posibles movilizaciones.

Zapatero compareció en el Congreso para señalar que los nuevos sacrificios resultan "imprescindibles", y aunque admitió que muchos ciudadanos no entenderán estas medidas impopulares, pidió un "esfuerzo nacional y colectivo".

Reconoció además que el ajuste puede restar "algunas décimas" al crecimiento, y avanzó que el Ejecutivo revisará a la baja su previsión para 2011, cuando esperaba que el PIB aumentase el 1,8 por ciento.

La medida que supondrá un ahorro más cuantioso, de 2.400 millones en 2010 -casi la mitad de los que se necesita este año- es la rebaja salarial de los funcionarios de las tres administraciones -central, autonómicas y locales- y de los empleados del sector público.

La bajada media este año será del 5 por ciento, proporcional a los ingresos, a la que se sumará el recorte del 15 por ciento en los sueldos de los altos cargos y miembros del Gobierno y la congelación salarial en 2011.

El Ejecutivo espera que el Congreso, el Senado y los parlamentos autonómicos, así como el Poder Judicial, tomen ejemplo y también rebajen sus sueldos, lo que, según fuentes gubernamentales, elevaría el ahorro a 3.000 millones.

Las pensiones contributivas sufrirán igualmente con este plan, ya que aunque se revalorizarán este año, se congelarán en 2011; no se tocarán las pensiones mínimas y ni las no contributivas.

Además, los nacimientos y las adopciones que se produzcan a partir del 1 de enero de 2011 no se beneficiarán de los 2.500 euros del conocido como "cheque-bebé", una de las medidas "estrella" del Gobierno que entró en vigor en 2007.

El Ejecutivo, que espera un ahorro adicional de 1.200 millones por parte de las comunidades y los ayuntamientos, deberá por otra parte reducir las inversiones del Estado en 6.045 millones en estos dos años.

El recorte en 600 millones de la ayuda al desarrollo, la eliminación de la retroactividad en las prestaciones por dependencia -que ahora se cobran desde que se solicitó la ayuda-, o una nueva reducción del gasto farmacéutico mediante la bajada de los precios de los medicamentos no genéricos o la racionalización de las dosis completan las medidas anunciadas para recortar el gasto.

Ante las críticas generalizadas de la oposición a la improvisación del Gobierno, Zapatero insistió en que sólo ha acelerado un plan ya previsto tras comprobar la semana pasada que los mercados no confiaban en el plan de rescate a Grecia y atacaban a los países con mayor déficit como España.

Sus explicaciones no contentaron al líder del PP, Mariano Rajoy, quien le reclamó un recorte "justo y equitativo" del déficit, pero "no lo de hoy", y aseguró que no le dará "un cheque en blanco" para respaldar su política por sus "antecedentes, improvisaciones y rectificaciones".

Rajoy avanzó que no apoyará la congelación de las pensiones mientras no se reduzcan las subvenciones a los partidos, sindicatos y organizaciones empresariales, propuesta que Zapatero tildó de "populista".