Colas. Aglomeración de pasajeros a la espera de coger un tren - Reuters

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La presidenta madrileña Esperanza Aguirre manifestó ayer que el conflicto que se vive en el metro de Madrid y que mantiene la ciudad colapsada desde principios de semana demuestra que es "evidente" que España necesita una Ley de Huelga, que no se ha hecho en el país en treinta años de democracia.

Aguirre hizo esta consideración en rueda de prensa tras su Consejo de Gobierno, donde se volvió a referir a la huelga que desde el pasado lunes protagonizan los trabajadores del suburbano en contra de los recortes salariales aprobados por el Gobierno regional para reducir el déficit público.

Para la presidenta, lo sucedido en los cuatro últimos días, sobre el incumplimiento de los servicios mínimos, pone de manifiesto la necesidad de elaborar una Ley de Huelga, independientemente de que ésta se haga "en caliente o no", afirmó. Aguirre consideró que con esa norma se evitaría que los "representantes legítimos de los trabajadores" tengan "poder para colapsar una ciudad" o que puedan "tomar como rehenes" a los ciudadanos para lograr sus fines.

Sobre una eventual apertura de negociaciones, explicó que no está claro quién integra en la actualidad el comité de huelga, que es con quien, según la ley, puede negociar una empresa. Recordó que el 19 de junio se registraron dos convocatorias de huelga: una firmada por cinco sindicatos (CCOO, UGT, Sindicato de Conductores, Solidaridad Obrera y Sindicato Libre) que abarcaba desde el lunes 28 al miércoles 30 de junio, y otra suscrita únicamente por Solidaridad Obrera, de carácter indefinido.

Según la presidenta de la Comunidad de Madrid, el comité de huelga estaba integrado hasta la noche del miércoles por las cinco centrales, pero desde ayer sólo por Solidaridad Obrera, que es con quien legalmente cabría negociar.

La red del metro madrileño volvió ayer a funcionar con los servicios mínimos del 50 por ciento, mientras que se producían los primeros contactos entre los sindicatos y la empresa, aunque sin acuerdo alguno.

La cuarta jornada de paros en el suburbano de Madrid se desarrolló con cierto desahogo respecto a las dos jornadas precedentes, dado que martes y miércoles los trabajadores no prestaron los servicios mínimos, generando así una situación complicada en la movilidad de los ciudadanos.

Ayer los dos millones de usuarios diarios de Metro pudieron optar a coger los convoyes, aunque el hecho de que en el primer día de julio empezaran las vacaciones de muchos ciudadanos, también alivió las necesidades de transporte urbano.