Presidente. Barack Obama se mostró ayer reflexivo y expresó su disposición a colaborar con los republicanos - Reuters

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El presidente de EE.UU., Barack Obama, se manifestó ayer en términos reflexivos para entonar un "mea culpa" ante la "paliza" recibida por los demócratas en las legislativas del martes y expresó su voluntad de colaborar con los republicanos. Obama ofreció ayer una rueda de prensa para analizar los resultados electorales, que conceden a los republicanos una clara mayoría en la Cámara de Representantes y recorta en seis escaños la ventaja de diez de que disfrutaban hasta ahora los demócratas en el Senado.

Un contrito presidente, que reconoció que los comicios del martes representan "una paliza" y una llamada de atención, consideró que los votos demuestran que "la gente está profundamente frustrada" con el ritmo de la economía, algo en lo que admitió responsabilidad. Como presidente, indicó, "mi principal tarea es conseguir una economía fuerte y por ello tengo que aceptar la responsabilidad de que no hemos logrado los progresos que deberíamos". "No cabe duda de que la principal preocupación de la gente hoy por hoy es la economía... la gente en todo el país no ve progreso", señaló.

La mayoría de los votantes, según las encuestas a pie de urna, declaró el martes que la economía es su principal preocupación. Cuatro de cada diez afirmó que su situación es peor hoy día que hace dos años, antes de que asumiera Obama el poder.

El cambio en la correlación de fuerzas en el Congreso obligará al presidente, que hasta ahora se había apoyado enormemente en las amplias mayorías demócratas en el Capitolio, a modificar su estrategia política y sus prioridades. El presidente estadounidense expresó su disposición a colaborar con los republicanos.

La noche del martes ya telefoneó a los líderes de ese partido en el Congreso, John Boehner y Mitch McConnell, a los que expresó su disposición a colaborar para "encontrar terreno común, hacer avanzar este país y conseguir cosas en favor del pueblo estadounidense". "Lo que los estadounidenses esperan de nosotros es que nos centremos en los problemas por resolver, en la economía", indicó.

Una de sus primeras batallas, precisamente, será intentar llegar a un consenso con los republicanos sobre el futuro de los recortes de impuestos aprobados durante el mandato de su predecesor, George W. Bush, que expiran en diciembre. Los republicanos quieren prorrogarlos y Obama pretende eliminarlos para quienes ingresen más de 250.000 dólares anuales. Entre las posibles áreas de colaboración con el partido antagonista, Obama apuntó la educación y la energía y el cambio climático. Expresó también su deseo de que el Congreso derogue, en un acuerdo de ambos partidos, la ley actual que prohíbe a los homosexuales declarados integrarse en las Fuerzas Armadas de EE.UU.

Pero también pareció reconocer que han quedado atrás los tiempos en que su Gobierno acometió reformas exhaustivas. Entre otras cosas, los votantes parecen haber castigado a los demócratas en las urnas por la reforma del sistema sanitario, que sigue siendo muy impopular nueve meses después de su aprobación. Así, Obama pareció descartar una ley amplia de reforma energética, que hubiera sido una de sus grandes prioridades de haber triunfado los demócratas, y aludió en cambio a la colaboración con los republicanos para aprobar aspectos particulares, como la energía nuclear o los estándares para los automóviles.