visita. La escasa presencia de Zapatero en los actos del Papa ha suscitado algunas críticas - Reuters

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Las palabras que el máximo representante de la Iglesia Católica, Benedicto XVI, emitió a su llegada a España el pasado sábado acerca del "laicismo radical" que, dijo, vivía en el estado español, no han tenido respuesta por parte de los máximos representantes de la política española. El Gobierno evitó ayer entrar en confrontación con el Papa y se limitó a recurrir a la Constitución que dice que España es un Estado aconfesional para reiterar el obligado "respeto". El principal partido de la oposición ha manifestado también su negación a valorar las declaraciones del Pontífice, aunque ha sí ha explicado las razones de su negativa. Así, el Partido Popular, ha manifestado que "está fuera de lugar" comentar estas palabras porque no corresponde a ningún partido analizar ni interpretar al mayor representante de la Iglesia Católica. La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha achacado a "derivaciones del laicismo radical" la situación de España que ocupa el "primer puesto del ranking de laicismo".

Aunque el Gobierno ha reconocido que el partido socialista no está de acuerdo en todo con Benedicto XVI, ha reiterado su "respeto" a las palabras del Pontífice que reprochaban "una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta" en España.

"En muchas cosas que ha dicho estamos de acuerdo y hay algunos matices en otras cuestiones", se ha limitado a decir en la rueda de prensa posterior a la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, el secretario de Organización, Marcelino Iglesias. También ha asegurado que la visita del Papa a Santiago de Compostela y a Barcelona no se ha tratado en la reunión y que tampoco ningún miembro de la dirección del partido ha planteado que el Gobierno debería haber sido más contundente ante las críticas del Pontífice.

A su juicio, hay que tener en cuenta el "peso de la Iglesia Católica" en España, pero también "a los que no son de esa religión o no piensan igual". En la reunión de la cúpula socialista tampoco se ha hablado de la reforma de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, aunque "está en la agenda del Gobierno". "No está en el parlamento, no está en este momento en el debate inmediato", ha afirmado.

Por su parte, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha declarado en la rueda de prensa posterior al Comité Ejecutivo Nacional del PP que es en el ámbito de la Iglesia "donde hay que analizar las palabras, y no en el de un partido político", en relación a las declaraciones del Papa a su llegada a España.

Ha llamado la atención, además de las palabras del Pontífice, la polémica surgida en torno a la breve reunión del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con el máximo representante de la Iglesia Católica, a última hora de su visita. Cospedal no ha querido tampoco comentar nada al respecto, si bien si se ha referido a que Zapatero le haya recordado al Papa que España es un país aconfesional y ha dicho no entender que el jefe del Ejecutivo haga esa declaración cuando Benedicto XVI visita muchos países que tampoco son confesionales.

Rouco critica el laicismo
radical
"En el terreno de la legislación que tiene que ver con instituciones básicas para la vida del hombre y que afectan a la experiencia de la fe, como es el matrimonio, la familia o el derecho a la vida, España se ha colocado a la cabeza del ranking", ha afirmado el cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la CEE, Antonio Rouco Varela en declaraciones a la Cadena COPE.

Asimismo, se ha referido a las palabras del Papa Benedicto XVI, previas a su llegada a España. "El santo padre ha hecho una reflexión acerca de una especie de resurrección del laicismo radical un poco extraño a estas alturas", ha explicado, a la vez que insiste en apuntar que, aunque se pensaba que el laicismo radical tras las Segunda Guerra Mundial se había acabado, "parece que no es así y que sigue afectando a toda Europa".

Preguntado por el motivo por el que el Papa ve en España el "campo de batalla entre la fe y el laicismo más agresivo", ha indicado que "España fue uno de los escenarios donde creció y se difundió la fe", con "una de las iglesias que más dinamismo ha mostrado", y, por lo tanto, entiende que se debe a esa "aportación excepcional" que se ha dado dentro del país a lo largo de la historia.

Montilla y Feijoo
El presidente de la Generalitat, José Montilla, ha calificado de "complejo" el mensaje que el Papa dirigió a la ciudadanía y ha lamentado que se ponga el acento en las palabras que más controversia generan entre la sociedad.

La lectura de Montilla del mensaje de Benedicto XVI es positiva, pues también fueron palabras de "proximidad y entendimiento" hacia Cataluña y su cultura. Para el presidente catalán, el Pontífice manifestó posicionamiento "muy normales y continuados" en el seno de la Iglesia, señaló.

Su homólogo gallego, Alberto Núñez Feijoo, ha defendido que entre el laicismo y la fe debe haber "un respeto mutuo y una separación tolerante".

El presidente de la Xunta de Galicia ha apuntado la "sobreactuación" que se da en el ámbito del laicismo, "arrinconando" a determinadas personas "que tienen sus creencias y que son muy respetables". Al mismo tiempo, Feijóo ha señalado que cuando se hicieron públicas las declaraciones del Papa, la que más le "sorprendió" fue la del embajador de España ante la Santa Sede, Francisco Vázquez, que "rápidamente dijo que se habían extralimitado".

CRÍTICAS A ZAPATERO

Benedicto XVI dedicó el pasado domingo en Barcelona el culto a la Sagrada Familia con un mensaje a favor de la vida desde el momento de la "concepción", a la vez que defendió el matrimonio "natural". Ambas consideraciones se han interpretado como una crítica al Ejecutivo de Zapatero, ya que durante sus dos mandatos se han aprobado la regularización del matrimonio homosexual y una nueva normativa sobre el aborto.

Para José Montilla, el mensaje papal no sólo fue de desaprobación a la gestión del Gobierno español, sino que también contempló los "problemas a los que tiene que hacer frente la Iglesia y la sociedad en estos momentos de crisis económica".

No le sorprende al presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, que el Papa defienda un matrimonio 'natural', teniendo en cuenta, ha dicho, que "es un señor de 84 años y que tiene la formación y la manera de ver la vida que tiene el Papa Ratzinger".

En cuanto a la contraprogramación del presidente del Gobierno con su viaje a Afganistán y la visita del Papa, Feijóo ha dicho que él "no va a ser el que se dedique a justificar los errores" del jefe del Ejecutivo. Aunque sí indicó que "el Papa ha sido más respetuoso con el Año Santo que el presidente de todos los españoles". De hecho, ha subrayado que Zapatero se desplazó a Santiago ni tuvo la "deferencia", al menos "desde el punto de vista laico", de dar la "bienvenida a un jefe de Estado".

En esta línea, el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, ha calificado de "error" que el presidente no haya acompañado en su visita a España al Papa, al tiempo que ha señalado que el viaje de Zapatero a las tropas en Afganistán ha sido "una mala excusa".

El coordinador federal de IU, Cayo Lara, ha criticado la "nueva cruzada" por la que Benedicto XVI "ha venido a evangelizar a los ciudadanos" y ha calificado de "claudicante" la actitud del Gobierno, que debería haberse entrevistado en La Moncloa con el Jefe de Estado del Vaticano, al "igual que hacen todos los presidentes que visitan el país".