berlín. Policías patrullando en el aeropuerto de Schoenefeld - Reuters

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Las autoridades alemanas reforzaron ayer los dispositivos de seguridad en aeropuertos, estaciones y otros espacios públicos, tras reconocer el gobierno de Berlín la existencia de "indicios serios" de un atentado terrorista, presuntamente islamista, a finales de noviembre.

El ministro del Interior, Thomas de Maizière, informó en una breve intervención ante la prensa de que se habían elevado los niveles de seguridad en todo el país por las advertencias recibidas de servicios secretos de países amigos.

"Hay razones para preocuparse, pero no para la histeria", advirtió el ministro, para insistir en la existencia de "pistas concretas y serias" de que elementos terroristas podrían atentar a finales de este mes en Alemania.

"Nos mostraremos fuertes pero no nos dejaremos avasallar. No permitiremos que el terrorismo internacional limite nuestro modelo de vida ni nuestra cultura", añadió el ministro, quien acostumbra a ceñirse a la línea de la cautela para evitar alarmismos.

Según la edición digital del diario berlinés "Der Tagesspiegel", la decisión de Berlín se produce tras recibir informaciones de Estados Unidos de que dos o cuatro miembros de Al Qaeda estaban preparados para actuar en Alemania o el Reino Unido. De acuerdo con ese medio, la fecha posible para la llegada de los presuntos terroristas a Alemania es el 22 de noviembre y se cree que su objetivo es perpetrar un atentado en algún mercadillo de Navidad u otro lugar, aprovechando una gran concentración de personas.

La edición digital del semanario "Focus" afirma que los principales sospechosos son dos indios y dos paquistaníes, dotados de visados para circular por la zona Schengen.
"Focus" apunta que el comando podría estar integrado por hasta seis individuos, entre ellos un germano-marroquí y un germano-sirio.

Se estima que el grupo prepara ataques al estilo de los perpetrados en 2008 en hoteles de Bombay (India), con 160 muertos.

El artífice de esos planes, según "Der Tagesspiegel", que se remite a círculos gubernamentales, es el paquistaní y presunto cabecilla de Al Qaeda Ilys Kashmiri, al que se atribuye un atentado en la ciudad india de Pune contra un local turístico -"German Bakery"- en que murieron 17 personas.

Las informaciones de Berlín se producen poco después de que se descubriera que uno de los dos paquetes con explosivos procedentes de Yemen, con destino a Estados Unidos, había pasado por un aeropuerto de Alemania.