Concentración. Se desarrolló de nuevo en la Plaza Tahrir envuelta en un ambiente festivo - Reuters

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Miles de egipcios repitieron ayer en la plaza Tahrir las protestas que protagonizan desde hace una semana, en un acto que se desarrolló sin incidentes a pesar de que la Policía volvió a las calles después de estar ausente por tres días.

Por primera vez desde que hace casi una semana comenzaron las protestas, el Ejército anunció públicamente que "nunca han utilizado ni van a utilizar la fuerza contra el pueblo egipcio" y calificaron de "legítimas" las demandas de los manifestantes. En un comunicado difundido por la televisión pública, las Fuerzas Armadas afirmaron que la presencia de soldados en las calles es "para garantizar la seguridad del pueblo egipcio" y enfatizaron que "la libertad de expresión de manera pacífica es aceptable", aunque "hay que evitar que el país se desestabilice". Por su parte, el Movimiento 6 de Abril, que lanzó la campaña de manifestaciones el martes pasado en una iniciativa que cuenta con el apoyo de otros grupos de la oposición, defendió que la protesta de ayer se estaba desarrollando pacíficamente. "Hasta ahora no han hecho nada", dijo uno de los portavoces del movimiento, Bara Magdi, refiriéndose a las fuerzas policiales, que recibieron órdenes para volver a desplegarse en las calles, tras el desorden público del pasado fin de semana. No se han dado explicaciones sobre las razones que motivaron al régimen de Hosni Mubarak a ordenar la retirada de la policía el viernes por la noche y encargar al Ejército la misión de salvaguardar la seguridad del país.

Los soldados, que sólo se colocaron en puntos estratégicos de la capital y en algunos barrios de El Cairo, no pudieron evitar los actos de pillaje y el caos en muchos sectores urbanos que hubo el pasado sábado.

La policía fue responsable de la dura represión que hubo a partir del miércoles pasado, y especialmente el viernes, por los intentos de la oposición de forzar en las calles el final del régimen de Mubarak, en el poder desde 1981. Se temía que, al volver de nuevo a las calles, se desataran de nuevo estas escenas de violencia, en las que han muerto más de cien personas y miles más han resultado heridas, pero las nuevas órdenes recibidas por los agentes eran evitar al máximo esa violencia.

Como parte de esas disposiciones, la plaza Tahrir, epicentro de las manifestaciones, quedó bajo el control del Ejército, cuyo papel fue acogido con muestras de respaldo por la población, y los soldados seguían ayer en ese lugar.

Como en las jornadas previas, y coincidiendo con el toque de queda, que ayer comenzó a las 15.00 hora local (13.00 GMT), miles de personas acudieron a la plaza Tahrir para participar en la protesta, dentro de un ambiente festivo. Hombres, mujeres y algunos niños, con actitud relajada, compartían ese espacio con los tanques situados en las entradas de la plaza Tahrir. "Hacemos turnos con mi familia. Estamos yo, mis amigos y mis padres", dijo a Efe una de las manifestantes, Rana al Nemr.

Otro participante en la protesta, Jaled Said, que lleva cuatro días durmiendo en la plaza Tahrir, sólo tiene una razón para abandonar: "Hasta que no se vaya Mubarak no me marcharé".

En este lugar del centro de la capital la imaginación comenzaba a expresarse en imágenes pintorescas. En un punto, la población había juntado basura en un montón, coronándolo con un cartel: "Esta es la tumba del Gobierno de Mubarak".

La normalidad que se vivía ayer en las calles de El Cairo se correspondía con la normalización institucional que representó la toma de posesión de los nuevos ministros, dos días después de que fuera reemplazado el jefe de Gobierno.

El gabinete del general Ahmed Shafiq juró ayer su cargo frente a Mubarak. No hubo sorpresas en carteras claves, como Asuntos Exteriores y Defensa, donde se mantienen sus titulares, pero sí hubo un relevo en el Ministerio del Interior.

"Este nuevo gobierno sólo representa a Mubarak, se trata de figuras corruptas, pero no se ha hecho eco de los requisitos del pueblo", afirmó el portavoz del Movimiento 6 de Abril al comentar la formación del nuevo gabinete.

Aunque las manifestaciones de ayer fueran pacíficas y asumió un nuevo Gobierno, Egipto sigue con los bancos cerrados, las oficinas públicas a medio ritmo y con un toque de queda que se extiende por diecisiete horas.

Mubarak encarga a su vicepresidente negociar con 'todos' los partidos políticos

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, encargó ayer al vicepresidente del país, Omar Suleimán, que abra un diálogo con las fuerzas políticas egipcias para estudiar posibles reformas de la Constitución, anunció este último en una comparecencia televisada.
"El presidente (Hosni Mubarak) me ha encargado contactar rápidamente con todas las fuerzas políticas para abrir un diálogo sobre todas las cuestiones actuales referidas a las modificaciones constitucionales", dijo Suleimán.

El recién nombrado vicepresidente, que tomó posesión el pasado sábado, agregó que Mubarak le ha encomendado que se cumplan la resoluciones del Tribunal de Apelación sobre las quejas de los resultados de las últimas elecciones parlamentarias "de una manera rápida y honesta".

La oposición denunció numerosas irregularidades en los comicios, celebrados entre los pasados noviembre y diciembre, y acusó al régimen de Mubarack de haber cometido un fraude masivo.

En el plano económico, Suleimán señaló que el mandatario ha pedido a los responsables gubernamentales "tomar medidas para poder recuperar la confianza en la economía egipcia". El vicepresidente citó entre estas reformas pendientes luchar de forma más eficaz contra la corrupción y la pobreza, y conseguir un mayor equilibrio entre los precios y los sueldos de la población.