El Cairo. Soldados egipcios retienen a un exaltado partidario de Mubarak en la plaza Tahrir - Reuters

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La revolución egipcia alcanza a la prensa internacional. Los seguidores del presidente Hosni Mubarak intentan silenciar las voces de los periodistas internacionales, acogiéndose a la política del 'todo vale'. Mientras, la policía militar del país de Oriente Próximo retuvo durante cinco horas a dos equipos del programa '30 minuts' de Televisió de Catalunya (TCV). En total, se llevaron a seis profesionales de los medios, que se encontraban rodando un capítulo del programa en un barrio popular del país, con motivo de la revolución. Uno de sus compañeros, Joan Roura, fue agredido en directo por un partidario del dirigente. Rosa Molló, corresponsal de TVE, explicó que la situación llega a tal punto que la prensa tiene que quedarse en los hoteles: "Si salimos, nuestras vidas peligran". También reporteros de la CNN fueron víctimas de este bando. El peor parado fue Anderson Cooper, "golpeado diez veces en la cabeza cuando una turba de partidarios de Mubarak le rodeó a él y a su equipo", explicaron sus compañeros a través de Twitter.
Los graves disturbios que vive El Cairo desde el miércoles se propagaron ayer por diferentes barrios de la ciudad, que fueron escenario de tiroteos, agresiones con arma blanca y atropellos por vehículos incontrolados.

Según fuentes de los cuerpos de seguridad, al menos tres personas murieron a lo largo de la jornada de ayer, que se sumaron a los cinco fallecidos antes del amanecer por tiros de posibles simpatizantes del presidente egipcio, Hosni Mubarak.

El caos y la anarquía se adueñaron de las calles, especialmente tras la entrada del toque de queda a las 17.00 hora local, con altercados protagonizados sobre todo por los conocidos como "baltaguiya" (matones) y partidarios de Mubarak.

Grupos de defensores del régimen rodearon el hotel Ramsés Hilton, en el centro de El Cairo, en busca de los corresponsales extranjeros que se alojan allí, según varios testigos presenciales, que relataron cómo los empleados del hotel levantaron barricadas improvisadas en la recepción para evitar la entrada de los exaltados.

La plaza cairota de Tahrir, epicentro de las protestas, recuperó por la tarde una relativa tranquilidad, con las barreras que levantaron miles de manifestantes pro democracia para defenderse de las agresiones de los partidarios de Mubarak, y con los frágiles cordones de seguridad establecidos por militares en tanques.

En los peores momentos de la refriega, los soldados dispararon al aire para tratar de contener y dispersar a los manifestantes en la plaza Abdel Menem Riad, junto a la de Tahrir.

Los detractores de Mubarak que continúan en el centro de El Cairo se mostraban furiosos por el desamparo al que les ha sometido el Ejército, con su inacción, y la policía, que ha desaparecido de la ciudad salvo en misiones de tráfico y tareas administrativas.
"Llegaron sólo para matar a nuestra gente", dijo a Efe el médico Abdel Rahman.